Medio ambiente

El calor evapora las lluvias de Semana Santa en Doñana

- Solo un 1,9% de las lagunas temporales están inundadas y la profundidad de las marismas es escasa, según la EBD-CSIC

MADRID
SERVIMEDIA

Las abundantes lluvias de Semana Santa inundaron casi totalmente las principales lagunas del Parque Nacional de Doñana, pero llegaron tarde porque las altas temperaturas de los últimos días provocan que el agua acumulada se evapore con rapidez.

Esas lluvias permitieron que Doñana mostrara una bonita estampa que no se veía desde hacía tiempo en esta época del año, con grandes superficies de la marisma inundada y una vegetación abundante y en crecimiento.

Según datos de la Infraestructura Científica Técnica Singular - Reserva Biológica de Doñana (ICTS-Doñana), que gestiona la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), la estación de referencia del Palacio de Doñana registró 145,3 litros por metro durante el mes pasado, que fue el segundo marzo más lluvioso de los últimos 50 años.

Sin embargo, la precipitación acumulada durante el ciclo hidrológico -que abarca de septiembre a agosto- sumó entonces 404,4 litros por metro cuadrado, lejos de la media histórica de precipitación acumulada anual, que supera los 500. Ello fue porque las precipitaciones escasearon en otoño e invierno.

Según la EBD-CSIC, es necesario que llueva en torno a 100 litros por metro cuadrado durante el ciclo hidrológico para que las arcillas del suelo se empapen. Una vez empapadas, el agua de escorrentía que circula por los cauces comienza a inundar la llanura a medida que sigue lloviendo. De esta agua, una parte que se infiltra lentamente al acuífero.

POCA PROFUNDIDAD

El Laboratorio de SIG y Teledetección de la Estación Biológica de Doñana, gracias a una imagen tomada el pasado 9 de abril por el satélite Landsat 9, indica que la superficie inundada actual de la marisma de Doñana es de 22.053 hectáreas, un 78% del total, puesto que la superficie de marisma natural inundable es de alrededor de 28.000 hectáreas.

Una vez que la marisma se inunda, las siguientes lluvias no aumentan mucho más la superficie, pero sí la profundidad de la lámina húmeda. Esto significa que, aunque el área inundada sea grande, no quiere decir que el volumen de agua también lo sea.

De hecho, las estaciones automáticas de la ICTS-Doñana señalan que la lámina de agua no es muy profunda. Por ejemplo, alcanzó 38 centímetros el 9 de abril en la estación automática de nivel de Honduras del Burro, pero desde entonces el nivel de agua baja desde entonces a 2,8 litros por metro cuadrado al día.

Las lagunas se encuentran en zonas arenosas y dependen sobre todo del nivel de agua del acuífero. El efecto de la precipitación en el acuífero tarda más en manifestarse, ya que depende de un sistema natural de infiltración.

Además, el nivel de recarga está sujeto al uso humano que se haga de su agua: si se extrae más agua de la que se recarga con las lluvias, el nivel del acuífero continúa bajando.

La imagen satélite del 9 de abril revela que solo 56 de los 2.811 cuerpos de agua que se cartografiaron en un momento de máxima inundación tienen algo de agua, lo que supone un 1,9% de las lagunas temporales.

En general, sólo las lagunas más grandes, como Santa Olalla, la Dulce o El Hondón, así como aquellas ubicadas en las zonas más bajas, se encuentran inundadas en la actualidad. Esto hace que solo un 11,5% de la superficie inundable de lagunas albergue agua superficial.

AVES

Las últimas lluvias suponen una oportunidad para que muchas especies de aves acuáticas críen este año. Sin embargo, la rápida evaporación del agua en la marisma por las altas temperaturas puede provocar que no haya agua suficiente para que les dé tiempo a completar la cría con éxito.

“Habrá que esperar para ver qué ocurre en las siguientes semanas. En cualquier caso, estas lluvias han llegado tarde para la invernada y se espera que en verano se evaporen”, indica Javier Bustamante, vicedirector de la Estación Biológica de Doñana y responsable de la ICTS-Doñana.

Bustamante concluye: “Esto ha aliviado los problemas de sequía más inmediatos, pero gran parte de los problemas de agua en Doñana son más profundos y no se consiguen solucionar con sólo un mes bueno de lluvias. Para que los números de este año en la invernada no se repitan el año que viene, es necesario que llueva el próximo otoño e invierno”.

(SERVIMEDIA)
26 Abr 2024
MGR/clc