El ruido de extracciones de petróleo y gas causa estrés crónico en las aves

MADRID
SERVIMEDIA

Las aves expuestas al ruido constante de las operaciones de petróleo y gas, similares al zumbido de una carretera con vehículos, muestran signos fisiológicos de estrés crónico similares a los de los seres humanos que sufren de trastorno de estrés postraumático y en algunos casos tienen polluelos cuyo crecimiento se ve alterado o ponen menos huevos que eclosionan en esos lugares ruidosos.

Así se recoge en un estudio liderado por la Universidad de Colorado en Boulder (Estados Unidos) y publicado en la revista ‘Proceedings of the Nacional Academy of Sciences’ a partir de un análisis de tres especies de aves que anidan en cavidades: el azulejo de garganta azul (‘Sialia mexicana’), el azulejo de las montañas (‘Sialia currucoides’) y el papamoscas cenizo (‘Myiarchus cinerascens’).

"En lo que consideramos el estudio más integrado de los efectos de la contaminación acústica en las aves hasta la fecha, descubrimos que puede afectar significativamente tanto a sus hormonas del estrés como a su estado físico", afirma Nathan Kleist, autor principal del estudio, quien añade: "Sorprendentemente, también encontramos que las especies que asumimos que son más tolerantes al ruido tuvieron los efectos más negativos".

Los autores, que incluyen investigadores de la Universidad Estatal Politécnica de California y el Museo de Historia Natural de Florida (Estados Unidos), dicen que los hallazgos se suman a un creciente cuerpo de evidencia que sugiere que la contaminación acústica de la actividad humana es dañina para la vida silvestre.

Las tres especies estudiadas se reproducen cerca de lugares donde se extrae petróleo y gas en Nuevo México. Kleist y sus colegas colocaron 240 nidos en cerca de una veintena de lugares. Durante tres temporadas de cría, los investigadores tomaron muestras de sangre de hembras adultas y sus crías, y evaluaron el éxito de eclosión de los huevos, el tamaño del cuerpo de los animales y la longitud de las plumas.

En todas las especies y etapas de la vida, las aves que anidaban en áreas con más ruido tenían niveles basales más bajos de una hormona clave del estrés llamada corticosterona.

PLANES DE PROTECCIÓN

Kleist también descubrió que los polluelos en áreas ruidosas tenían una respuesta desencadenante ante el estrés agudo de ser retenidos durante 10 minutos, lo que produce más hormonas de estrés que los criados en nidos tranquilos.

"Si los niveles de la hormona del estrés son altos o bajos, cualquier tipo de desregulación puede ser malo para una especie", dijo la autora principal Clinton Francis, profesora asistente de ciencias biológicas en la Universidad Politécnica de California. "En este estudio, pudimos demostrar que la desregulación debida al ruido tiene consecuencias reproductivas".

Los polluelos en las áreas más silenciosas y más ruidosas habían reducido el crecimiento de las plumas y el tamaño del cuerpo. Los investigadores plantean la hipótesis de que los adultos en las áreas más tranquilas están expuestos a más depredadores, por lo que tienen menos tiempo para alimentar a las crías. En cuanto a las más ruidosas, el ruido de la maquinaria enmascara las llamadas de otras aves, una señal de los depredadores estresan a las madres y los polluelos.

Ninguna de las especies estudiadas está en peligro, pero los investigadores sospechan que si otras especies experimentan efectos similares en áreas ruidosas, las poblaciones de aves podrían disminuir a medida que aumente el ruido causado por el hombre.

"Está empezando a haber más evidencia de que la contaminación acústica debería incluirse, además de todos los otros factores de degradación del hábitat, cuando se elaboran planes para proteger áreas para la vida silvestre", concluye Kleist.

(SERVIMEDIA)
13 Ene 2018
MGR/gja