Así lo han manifestado los obispos en la reciente reunión de su Asamblea Permanente y continuarán trabajando en esta problemática en encuentros futuros, como la Asamblea Plenaria de mediados de abril. Harán un seguimiento del grupo de trabajo de rectores que aborda este asunto, siguiendo una directriz de la Santa Sede, y reflexionarán sobre la formación permanente de los sacerdotes y otras posibilidades, como “seminarios interregionales”.

“Hay 1.300 seminaristas en España, una realidad desigual que responde a las circunstancias de población de las distintas regiones. Hay algunas con una desertización donde se ha reducido la población joven, como Castilla y León y Aragón. Y, por otra parte, hay una notable concentración urbana en los grandes núcleos y en la zona sur y en otras localidades costeras. Esto da un perfil de población de la que sale los sacerdotes. Donde hay más concentración urbana hay más vocaciones”, explicó el secretario general y portavoz de los obispos, José María Gil Tamayo, tras la reciente reunión de los prelados de hace unos días.

El portavoz confesó que el progresivo envejecimiento del clero español “exige pensar realmente sobre la realidad del ministerio ordenado en el sentido del fomento de una cultura vocacional”. “Necesitamos sacerdotes”, aseveró.

Recordó que hay 651 seminaristas estudiando y más de 1.400 sacerdotes extranjeros apoyando el trabajo en numerosas parroquias, cuestión que Gil Tamayo achaca “a los tiempos en los que vivimos, con una mayor movilidad humana”, o procedentes de “comunidades inmigrantes".

APOSTOLADO SEGLAR

De forma paralela el Episcopado también trabaja en una ponencia específica sobre la situación del apostolado seglar en España y “cuál es el papel del laicado” en la sociedad. Según datos de la CEE, hay 400.000 laicos activos militantes en un total de 85 movimientos y asociaciones apostólicas, “independientemente al margen de realidades como las cofradías y hermandades” que toman protagonismo cada Semana Santa.

Los obispos plantean que “hay que activar esta fuerza”, especialmente los laicos que se mueven en colegios y órdenes y que tienen “una gran formación”. “Es un activo importante de la Iglesia en España” y, según los prelados, “tienen la responsabilidad de participar de manera activa en la política, en los distintos niveles”.

“Tenemos que activarlo, no haciendo un partido católico, sino en todas partes”, añadió, porque la fe que se profesa no se puede quedar en determinados campos sino que, en su opinión, ha de extenderse al ámbito político, familiar, educativo, sanitario, entre otros.