“No teníamos alternativa y lo hemos hecho de manera socialmente responsable”, afirmó Urquijo en la presentación a los analistas de los resultados de la compañía en 2017. En cuanto a 2018, explicó que su objetivo es mejorar la rentabilidad de la compañía a través de desinversiones, reducción de inversiones, pago de la deuda y la consiguiente bajada de los intereses a pagar. Respecto a la cartera de proyectos, señaló que actualmente asciende a 1.400 millones de euros y mostró su intención de incrementarla de forma importante.

En referencia a la deuda, apuntó que espera aportar gran parte de los 490 millones de euros que obtendrá de la inminente venta del 25% de Abengoa Yield a la canadiense Algonquin y que espera llevar a cabo nuevas operaciones, aunque aseguró que “no a cualquier precio”.

Por otro lado, mostró su confianza en poder cerrar los distintos procesos judiciales que siguen abiertos tras conseguir encontrar una solución a los de Brasil y México.

Abengoa registró un beneficio neto de 4.277,8 millones de euros en 2017, frente a unas pérdidas de 7.629 millones del ejercicio anterior.

Esta evolución se debe “principalmente al beneficio no recurrente recogido en la cuenta de resultados derivado de la reestructuración financiera”, explicó la sociedad.

En cuanto al endeudamiento financiero bruto, éste ascendió a 5.475 millones de euros a cierre del 2017, en línea con el nivel alcanzado tras la “importante reducción” de deuda consecuencia de la reestructuración financiera (12.258 millones de euros a cierre del ejercicio 2016). De estos 5.475 millones de euros, 1.724 millones de euros corresponden a deuda de sociedades clasificadas como mantenidas para la venta.