Ciencia y feminismo

Ochenta científicas regresan de la Antártida tras investigar un mes sin hombres

- Denuncian discriminación de género en el ámbito científico

MADRID
SERVIMEDIA

Un grupo de 80 científicas, entre las que se encuentran cuatro españolas, ha regresado este miércoles tras permanecer cuatro semanas investigando los efectos del cambio climático en la Antártida, con la particularidad de que sus trabajos se han realizado sin presencia de varones para estudiar, entre otros aspectos, la perspectiva de género en la ciencia.

Si en la Grecia clásica las mujeres se encerraron en la Acrópolis para denunciar su situación, según la ficción recreada por Aristófanes en la obra ‘Lisístrata’, estas investigadoras zarparon al continente antártico para crear un espacio no mixto (sin hombres) para repensar su papel y conjugar ciencia y feminismo.

“Las mujeres están globalmente infrarrepresentadas en puestos de liderazgo y los cambios están siendo muy lentos”, manifiesta ‘Homeward Bound’, el proyecto que ahora ha abordado su segunda misión y que en esta edición cuenta con cuatro mujeres españolas gracias al ‘Acciona Team’, que ha respaldado a estas científicas para vivir la experiencia.

Prueba de esta discriminación es el propio panel de Naciones Unidas que investiga el cambio climático, donde sólo hay dos mujeres por cada diez investigadores. “Ojalá una expedición de mujeres no fuera noticia; ha habido muchas investigaciones de solo hombres que no lo han sido porque es lo común”, señaló la oceanógrafa y expedicionaria Ana Payo en declaraciones a la prensa.

La idea de esta expedición es de la activista por el cambio climático Fabian Dattner, que se dio cuenta de que cada vez más mujeres se gradúan en licenciaturas de ciencia pero, sin embargo, ellas no encabezan los proyectos de investigación ni ocupan puestos de liderazgo científico.

De esta manera, las 80 investigadoras no sólo se han dividido en siete grupos de trabajo –según la especialidad de cada una-, sino que también han impulsado charlas y cursos sobre liderazgo, empoderamiento femenino o formación para convertirlas en divulgadoras de sus propios éxitos en investigación.

COLABORAR EQUITATIVAMENTE

Uxúa López, ingeniera de telecomunicaciones y experta en energías renovables -un campo donde apenas hay un 10% de mujeres-, explicó en declaraciones a Servimedia que con esta experiencia han conseguido crear “espacios seguros para la interlocución para dar las opiniones de una forma más abierta”.

Y es que, a su juicio, “los hombres tienden a ocupar esos espacios al ser más invasivos y tratar de tener siempre la razón, en lugar de buscar una colaboración o entender más las opiniones de los demás”, algo que, según relataron las científicas, se ha notado en el día a día de sus investigaciones.

Sin embargo, según dejó claro esta ingeniera, “es muy importante que en la ciencia vayamos con los hombres”, ya que “tenemos que trabajar todos por un bien común de manera que podamos colaborar equitativamente”.

Alexandra Dubini, otra de las investigadoras que zarparon a la Antártida y especialista en biocombustibles, subrayó que mientras que estos días se han acostumbrado a trabajar sólo con mujeres, “ahora tenemos que trabajar también junto a los hombres” y trabajar por la “igualdad de género”.

LA CIENCIA EN ESPAÑA

Otra de las posibilidades que les ha ofrecido esta experiencia es comparar el estado de la ciencia en los diferentes países con compañeras de profesión que investigan en otras universidades o centros del planeta.

“Es antagónico la situación de España con, por ejemplo, Estados Unidos”, destacó Ana Payo, quien criticó que España “invierte mucho en investigadores predoctorales que luego el sistema no absorbe” y, por tanto, se pierde talento.

“Cuando estoy lista para producir y el Estado ya ha invertido en mi formación, me tengo que ir fuera a investigar”, lamentó. Sin embargo, puntualizó que los y las investigadoras españolas están muy bien valoradas en el extranjero porque “sabemos sacarnos las castañas del fuego”.

Esto tiene una explicación, y es que los científicos españoles se han “acostumbrado” a trabajar con pocos recursos y, por tanto, suelen ser más “resolutivos”. “En Alemania a lo mejor les dan cinco millones para un proyecto; si aquí no los tienes, el investigador español sabe apañárselas con lo que tiene”, indicó.

Tras esta experiencia todas ellas vuelven con la mochila cargada de nuevos proyectos e ideas para colaborar con científicas de otros países y, de hecho, la representación española y la china liderarán una alianza para dar visibilidad a situaciones de discriminación de género en el ámbito de la ciencia y la tecnología.

No obstante, como resaltó Ana Payo, es necesaria la colaboración de todos y todas para cuidar el planeta y luchar contra el cambio climático, por ejemplo reduciendo el consumo de plásticos, y lanzar mensajes optimistas porque “el mensaje pesimista no llama a la acción”.

(SERVIMEDIA)
14 Mar 2018
GIC/caa