Discapacidad

La respuesta a estímulos sensoriales de los niños con autismo afecta al estrés parental

MADRID
SERVIMEDIA

Investigadoras de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y de la Universidad de Portsmouth de Reino Unido han demostrado que el modo como los niños con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) responden a estímulos sensoriales contribuye al nivel de estrés de sus padres.

Según informó este jueves la UAM, los resultados de este estudio se acaban de publicar en la revista ‘Journal of Intelectual Disability Research’.

Las investigadoras del departamento de Psicología Básica de este centro universitario y del departamento de Psicología de Portsmouth, han realizado un estudio sobre las respuestas a estímulos sensoriales en niños con TEA y la relación de éstos con problemas de conducta, funcionamiento adaptativo y estrés parental.

Según estas científicas, las personas con autismo muestran un funcionamiento sensorial atípico. Los umbrales sensoriales pueden ser a veces inferiores y otras veces superiores a los observados en la población con desarrollo normotípico. Por ejemplo, sonidos, estímulos táctiles u olfativos intensos, pueden parecer como no percibidos por personas con autismo. O al contrario, un sonido o un olor sutil puede provocarles un fuerte malestar.

Las autoras del estudio afirmaron en una nota informativa que “mientras que la relación con problemas de conducta parece clara, no se encuentra relación con funcionamiento adaptativo. Los problemas de conducta en los hijos se han relacionado fuertemente con estrés parental pero no se ha estudiado apenas el efecto que puede estar teniendo en el estrés de los padres el perfil de funcionamiento sensorial de los hijos”.

El estudio también permitió establecer que existe un determinado subtipo de funcionamiento sensorial que está prediciendo la presencia de estrés en las madres en mayor medida que los problemas de conducta. En concreto, las madres de los niños que mostraban un umbral sensorial bajo, es decir, respondían a estímulos de baja intensidad y lo hacían tratando de evitar estos estímulos, eran las que mostraban un mayor nivel de estrés.

Para las investigadoras, estos hallazgos podrán permitir conocer qué familias son las que presentan mayor vulnerabilidad emocional. “Incorporar en las evaluaciones clínicas y educativas de las personas con TEA instrumentos para valorar el funcionamiento sensorial parece que podría ayudarnos no sólo a identificar apoyos específicos en esta dirección para la persona que presenta TEA, como controlar niveles de ruido, olores, estimulación táctil, etc., sino también identificar familias que pueden estar en mayor riesgo de sufrir altos niveles de estrés”.

(SERVIMEDIA)
22 Mar 2018
ABG/man