El dispositivo previsto para la atención de estas personas es similar al que la Administración dispone para recibir a las pateras que llegan a las costas andaluzas, es decir, no se han desplazado ni los mismos equipos ni el mismo número de personal que cuando el 'Aquarius' o el primer barco de Proactiva arribaron a los puertos de Valencia y Barcelona, respectivamente.

Cuando los migrantes rescatados terminen de desembarcar serán atendidos por técnicos de Cruz Roja, Acnur y la Organización Internacional de las Migraciones, junto a miembros de la Guardia Civil y de la Policía Nacional.

Serán instalados en tiendas de campaña y, tras una primera identificación, se les trasladará al nuevo centro de atención temporal de extranjeros (CATE) habilitado hace unos días en el mismo puerto.

Allí permanecerán un máximo de 72 horas, periodo tras el cual deberán ser dirigidos a otros recursos de más larga estancia y adecuados a sus particularidades. Entre los 87 migrantes hay 12 menores, seis de ellos no acompañados.

A diferencia de los migrantes rescatados que llegaron en el 'Aquarius' y en el primer 'Open Arms', estos migrantes no dispondrán de un permiso especial de residencia. Se estima que la inmensa mayoría de ellos solicitarán asilo o protección internacional, con lo que podrán permanecer en España hasta que se resuelva su situación.

UN SINSENTIDO

En declaraciones a la Ser recogidas por Servimedia, el coordinador general de Operaciones de Proactiva, Gérard Canals, criticó el cierre de los puertos malteses e italianos a los barcos de las ONG, que obligan a realizar viajes de más de una semana para el traslado de las personas que son rescatadas.

A su juicio, es “un auténtico sinsentido tener que viajar una semana en barcos que no están preparados para ello, cuando existen puertos seguros y el posterior reparto de los migrantes podría hacerse de forma más eficaz por otros medios”, una vez ya en tierra.

Aseguró que pese a las dificultades la ONG continuará con sus operaciones, aunque reconoció el mayor coste debido sobre todo al consumo de combustible, por lo que admitió no saber hasta cuándo podrán mantener esta tarea.

Canals explicó que antes de conocer que disponían de puerto seguro en España, los migrantes “tenían miedo y estaban más nerviosos", pero “cuando supimos que podíamos desembarcar se fueron calmando".

En cuanto a la decisión del Gobierno de no conceder permisos especiales de residencia a estos migrantes, Canals señaló que “es normal que las excepcionalidad se acaben” y que al final se termine actuando del mismo modo como se actúa con el resto de personas que llegan a las costas españolas. Con todo, indicó que dadas sus nacionalidades, casi todos los migrantes del 'Open Arms' podrán solicitar asilo en España y permanecer en el país.