Así lo pusieron de manifiesto varios expertos epidemiólogos en el transcurso de una Jornada de Vacunaciones organizada en Madrid por el Grupo de Trabajo sobre Vacunas de la Sociedad Española de Epidemiología y en la que admitieron que las coberturas de vacunación de gripe y tos ferina en el embarazo “son mejorables”.

Asimismo, insistieron en la necesidad de lanzar mensajes “claros y desde el consenso, sobre todo, para no confundir a la población y que los grupos de riesgo se vacunen”, para lo cual apelaron a trasladar esta discusión a los “foros adecuados y buscar el fin común, disminuir la enfermedad y prevenirla”.

En cuanto a los calendarios vacunales, el Grupo de Trabajo de Vacunas consideró fundamental realizar una evaluación antes de introducir cambios, potenciar los estudios y llevar a cabo un seguimiento para ver el funcionamiento de los programas de vacunación.

Según informó la SEE, la vacuna de la tos ferina en mujeres embarazadas tiene una efectividad del 90% para prevenir casos en menores de dos meses y del 78% para prevenir en los menores de un año, según los estudios presentados. En relación a su seguridad, los expertos explicaron que, con más de 150.000 casos reportados de mujeres vacunadas y la evidencia inicial, esta es también “muy tranquilizadora”.

Por otra parte, defendieron que, tanto en el caso de la gripe como en el de la tos ferina, la “mejor herramienta” de prevención es la vacunación de las madres en el último trimestre del embarazo para transferir anticuerpos que protejan al recién nacido hasta que pueda iniciar el calendario de vacunas.

En cuanto al papel de la vacuna antigripal en embarazadas para prevenir episodios graves, en la Jornada de la SEE se destacaron los más de 10 millones de casos registrados que demuestran que no incrementa el riesgo de efectos adversos, ni de defectos congénitos y se evidenció que el riesgo de hospitalización con infección grave de gripe aumenta ocho veces con el embarazo.

Otra de las mesas de la jornada se dedicó al análisis de las polémicas en torno a las recomendaciones de vacunación a determinados grupos de riesgo con el objetivo de aportar las evidencias necesarias para los profesionales que tienen que hacer la indicación de la vacunación.

Además, se puso de manifiesto que las vacunas indicadas para grupos de riesgo pueden tener un beneficio individual superior al del resto de la población porque pueden evitar las formas más graves de la enfermedad si la infección no se evita.

VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO

A lo largo de la jornada también se analizó el impacto de la vacuna contra el virus del papiloma humano y, en este punto, los expertos admitieron que la introducción de la vacunación en grupos específicos, entre los que se encuentran pacientes con VIH positivo, HSH, mujeres conizadas y personas trasplantadas, entre otras, viene a “cubrir una deficiencia del programa de vacunaciones que habrá que ir reevaluando a medida que la evidencia avance”.

HEPATITIS A EN CATALUÑA

Finalmente, en cuanto a casos concretos, se analizó la incidencia de la vacuna de la Hepatitis A en Cataluña, región en la que se implementó la vacunación selectiva en grupos de riesgo en el año 1995 y tres años más tarde se sustituyó la vacuna de la hepatitis B por la vacuna combinada (A+ B).

Desde entonces, la incidencia de la hepatitis A ha disminuido y ha pasado de una tasa de 8,3 por 100.000 habitantes en 1998 a una tasa de 1,2 por 100.000 habitantes en 2016, aunque en 2017 se produjo un brote de hepatitis A en el colectivo de HSH (hombres que tienen sexo con hombres) e impactó en la incidencia registrada (4,8 por 100000 habitantes).

Un hecho que, a juicio de los expertos, pone de manifiesto el aumento de este factor de riesgo y la necesidad de insistir en la vacunación pre-exposición de HSH no vacunados.