“Nos preocupa y nos ocupa” la situación en Nicaragua, expresó el ministro en su última intervención en el XIX Foro Iberoamérica que se celebra en Madrid. Se preguntó qué hacer con la situación que vive el país centroamericano porque esta situación en un país pequeño "se esconde detrás de la crisis del país grande, a la que todo el mundo presta atención”, en clara alusión a la situación de Venezuela.

Borrell recordó que él se entrevistó con su homólogo nicaragüense, que le ofreció su “versión sobre los acontecimientos”, y al que le transmitió “el absoluto rechazo no solo del Gobierno español sino de la Unión Europea”. Así, recordó que hubo intento de “buscar mediadores o alguien que pudiese influir desde fuera” pero “no se ha encontrado y la OEA (Organización de Estados Americanos) tampoco lo ha movilizado”.

Borrell señaló que “después de esa sanguinaria represión” todavía “la comunidad internacional no ha sido capaz de imponer a la dictadura que hay en Nicaragua una exigencia de rendición de cuentas y una dinámica política que permitiera superar esa situación”.

Ello le llevó a señalar que “si descartamos las soluciones que usen la fuerza, desde fuera o desde dentro, lo que parece más bien improbable; y una evolución del régimen por si mismo tampoco lo parece”.

Por ello, señaló que “la única solución sería que la comunidad internacional impusiera una presión, unas sanciones en el límite, pero eso tampoco voy a decirle que esté en el futuro inmediato en la pantalla del radar, desgraciadamente”, remachó el titular de Exteriores.