“Tenemos que ganar y ganar bien”, dijo Díaz en el acto del PSOE en Chiclana en el que estaba arropada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el que puede ser el único acto conjunto en esta campaña por los compromisos internacionales del jefe del Ejecutivo.

La líder de los socialistas andaluces reclamó el respaldo mayoritario de los ciudadanos para “para avanzar” y progresar en Andalucía frente a esa “coalición de partidos en negativo” que “deterioran la confianza de la sociedad en la política.”

Díaz pidió a los suyos que se movilicen y vayan a “todos los rincones”. “No os relajéis, porque cuando la derecha está rabiosa no tiene límites, y está rabiosa”.

Así las cosas abogó por su victoria para que “nadie genere inestabilidad ni traiga crispación ni encanallamiento” y aseguró que en Andalucía ganan los socialistas “porque les da la gana a los andaluces, no hay otro secreto que la voluntad libre de los andaluces".

La presidenta destacó el plan integral para el Campo de Gibraltar que aprobó el Ejecutivo el pasado viernes así como de que Sánchez no dudara en el respaldo al contrato de Navantia para la construcción de corbetas para Arabia Saudí.

Puso en valor que el gobierno que preside Sánchez "ha dado lo que Rajoy nos privó en la Moncloa, lo que era de justicia para esta tierra" y "esta ahí, dando a esta tierra lo que es justo".

“Quiero ganar estas elecciones bien”, repitió varias veces la líder socialista, quién también tuvo vario guiño con Pedro Sánchez. "Si esto es la primera vuelta de las elecciones generales, como dice Pablo Casado, Pedro te lo vamos a poner bien sencillo".

La presidenta tuvo una intervención un tanto accidenta con dos interrupciones. Al inicio, una señora enseñó una pancarta que decía “Susana corrupta, yo voto nulo”. Tras unos momentos de incertidumbre, los presentes corearon “presidenta, presidenta”, mientras la mujer era desalojada.

Después, ella misma fue la que alertó de lo que ocurría. "Parece que el calor hace estragos" dijo la presidenta y los sanitarios se pusieron a atender a un hombre que se desmayó, quién también contó con la atención de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, médico de profesión.

Entonces, la líder socialista paró cinco minutos su discurso y, a la vuelta, para retomar el ambiente, espetó al secretario de Organización del PSOE, Juan Cornejo, que no eligiera “sitios chicos para partidos grandes”. Aprovechó así para hacer alarde de las más de 1.200 personas que se congregaron en el interior de las Bodegas Vélez y las decenas que -pese a la lluvia- siguieron el mitin desde las pantallas habilitadas en el patio.