Castilla y León. El IBGM, el Clínico de Valladolid y el General de Asturias se alían para evitar amputaciones en diabéticos

- Trabajan con piel artificial a partir de células madre para curar las úlceras de estos enfermos

VALLADOLID
SERVIMEDIA

La Unidad de Producción Celular del Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM) de la Universidad de Valladolid, el Hospital Clínico Universitario de esta ciudad y el General de Asturias se han aliado para evitar amputaciones de extremidades en personas que sufren las llamadas úlceras de pie diabético.

Para ello, trabajan en un ensayo clínico que consiste en la aplicación de piel artificial o equivalentes cutáneos creados a partir de células madre para lograr el cierre de estas heridas. El ensayo, pionero en España, nació hace dos años, a raíz de la primera convocatoria de financiación del Ministerio de Sanidad para terapias avanzadas.

En este tiempo, la investigación, ha arrojado que aquellos a los que se aplicó la piel artificial y continuaron con el tratamiento "han evolucionado muy bien", según explicó la directora técnica de la Unidad de Producción Celular y catedrática de Fisiología de la Universidad de Valladolid, Ana Sánchez García.

"Lo que intentamos es curar las úlceras que desarrollan los enfermos diabéticos en las extremidades inferiores que se deben a muchas patologías como a la vasculopatía diabética, a la neuropatía diabética, la mala irrigación. A consecuencia de las mismas, se producen úlceras que son muy difíciles de cerrar y que, en ocasiones, concluyen en amputaciones", precisó Sánchez.

Para Sánchez, este tipo de investigaciones, que no cuentan con el respaldo de la empresa farmacéutica, deben medirse en términos coste-beneficio. "Una terapia celular es muy costosa, pero tenemos que analizarla en un escenario de economía médica. Si evitamos intervenciones quirúrgicas, bajas laborales, visitas médicas, sí es rentable, hay que apostar por ella".

Consciente de que aún tienen que recorrer camino para que se produzca el salto de la investigación a la clínica, Sánchez sabe que llegar a la fase tres del ensayo es "muy complicado" para investigadores independientes por falta de recursos.

De hecho, ya han agotados los 200.000 euros iniciales que recibió el proyecto, si bien confía en lograr la autorización de la Agencia Española del Medicamento para poder trabajar con los llamados pacientes compasivos (un paciente concreto que se presta al tratamiento y al que se hace un seguimiento exhaustivo) y, en un futuro, lograr abaratar los costes para que al final sean asumidos por el sistema sanitario.

En Valladolid, trabajan en este proyecto doce personas, entre las que se encuentran responsables de producción que se encargan de comprobar que las células cumplen los requisitos, técnicos que ejecutan los protocolos del cultivo y técnicos de mantenimiento y de cultivo de bacteriología.

(SERVIMEDIA)
13 Nov 2010
NLV/man