Xi Jinping fue recibido en un acto en la Cámara Alta por el presidente de ésta, Pío García-Escudero, y la del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, si bien ésta no llegó a tomar la palabra. En su discurso, el mandatario chino catalogó a su país y a España como “encarnaciones perfectas de la civilización oriental y la occidental”, respectivamente, y también recordó que hace 40 años España aprobó su Constitución y China se abrió al mundo (con el ascenso al poder de Deng Xiaoping) .

El presidente chino abogó por “un desarrollo económico de alta calidad”, pero no llegó a vincularlo con la apertura comercial, que China defiende frente al actual Gobierno de Estados Unidos. Simplemente habló de que el mundo se halla ante “una encrucijada” en la que tendrá que decidir si sigue por el camino del libre mercado y la globalización o se adentra en el “unilateralismo y el proteccionismo”.

“Hace falta la unidad de toda la comunidad internacional para forjar consensos y que el mundo pueda desarrollarse con el rumbo correcto”, acotó, sin manifestarse explícitamente en favor de ninguna de ambas alternativas, aunque China defiende la apertura comercial y de hecho pretende firmar varios acuerdos comerciales en su visita a España.

Más claro fue cuando como anécdota comentó que él leyó ‘El Quijote’ cuando era un niño agricultor, en plena Revolución Cultural de Mao, aunque por entonces el libro estaba prohibido en su país, y el libo probablemente “sería una mala traducción”.

Aseguró que, con España, China siempre desarrolla una “visión a largo plazo” y se conjuró para “defender juntos la paz, la estabilidad y la prosperidad”.