En Siria, la infancia se enfrenta a una de las crisis humanitarias más complejas del mundo. Unos 8,8 millones de personas, de los que 3,7 millones son niños, resultaron afectadas por los seísmos, que agravaron aún más una situación que ya era insostenible después de 12 años de conflicto. "Muchos de ellos no han conocido otra cosa que los ataques, el desplazamiento y la pobreza", indicó Unicef.

Según destacó, los terremotos dejaron unos 6.000 muertos y más de 12.000 heridos, más de 2.100 escuelas dañadas y 214 instalaciones sanitarias parcialmente destruidas. Además, pusieron a 6,5 millones de niños y sus familias en riesgo de contraer enfermedades transmitidas por el agua; incrementaron la inseguridad alimentaria en un 10% en las zonas afectadas, y exacerbaron los peligros para la infancia (trabajo infantil, matrimonio temprano, riesgos psicosociales, violencia de género, etc.).

Unicef ha llegado con ayuda vital a 2,5 millones de niños y sus familias en las áreas damnificadas por los seísmos en Siria: suministro de agua potable y productos de higiene, rehabilitación y puesta en marcha de instalaciones de saneamiento, despliegue de equipos móviles de salud, reparación de colegios y establecimiento de espacios amigos de la infancia, apoyo psicosocial y entrega de ayudas en efectivo.

Sin embargo, las necesidades humanitarias "siguen siendo enormes y los fondos, muy reducidos", apuntó.

Por ello, hizo un llamamiento por valor de 468,5 millones de dólares (más de 424 millones de euros) para mejorar la vida de la infancia en Siria en 2023.

TURQUÍA

En Turquía, unos cuatro millones de niños y niñas continúan necesitando ayuda humanitaria, después de que más de 300.000 edificios resultaran dañados o destruidos por los terremotos y 1,6 millones de personas se viesen obligadas a vivir en tiendas de campaña o refugios improvisados.

De mano del Gobierno turco, sus aliados y otras ONG, Unicef ha proporcionado vacunas y servicios de inmunización a casi un millón de niños en los últimos seis meses; ha entregado suministros de agua, higiene y saneamiento a 586.000 personas; ha prestado ayuda psicológica a 518.000 niños y sus cuidadores; ha llevado agua potable a 1,4 millones de personas, y ha proporcionado educación a casi 400.000 niños, entre otros muchos logros.

Con todo, las necesidades son enormes y Unicef precisa 64,7 millones de dólares (casi 59 millones de euros) para continuar la entrega de suministros vitales a la población, ayudar a las familias a afrontar la escasez económica y lograr que los niños puedan volver al cole en septiembre.