Kacem fue detenido en enero de 2017 en San Sebastián y enviado a prisión provisional por el juez José de la Mata, que le investigó por considerarle un enlace del Daesh en Europa. Según el escrito de acusación presentado por la Fiscalía, tenía una intensa actividad propagandística en redes sociales.

Su compromiso con el terrorismo yihadista quedó explícitamente claro en muchas de sus comunicaciones, en las que afirmaba que “nuestra muerte es normal” o pedía “matadme como mártir y luego enterradme solo (…) entregadme mi arma, mi equipo y mis cosas, la gloria no es más que resistencia y salto a la muerte (…) la palabra Allahu Akbar (Alá es grande) al degollar tiembla a los incrédulos”.

El ministerio público considera que se “formaba constantemente en los postulados del salafismo violento y radical”. Hacía una intensa labor de proselitismo a través de redes sociales y de manera presencial. Su discípulo más fiel, Yahya Nouri, actualmente encarcelado en Marruecos, acabó viajando a Turquía para intentar unirse al Estado Islámico en Siria. Ante sus dificultades económica, Kacem le envió 130 euros a través de Money Gram.

Poco después, él mismo tomó la firme decisión de viajar a Siria y comenzó los trámites para comprar el billete de avión y buscar alojamiento, pero no pudo culminar sus planes porque fue detenido antes.

La Fiscalía pide para él 10 años de cárcel por el delito de adoctrinamiento terrorista, otros 10 por el delito de financiación y un año y nueve meses de cárcel por un tercer delito de traslado terrorista al extranjero.