Según infiormó este viernes la Guardia Civil, la operación 'Río Maca' se desencadenó a raíz de una investigación iniciada al finalizar otra operación en la que se habían aprehendido 2.500 kilos de hachís y se había desarticulado otra importante organización de narcotraficantes que operaba en Tenerife. Con los contactos de los detenidos en su actividad delictiva se detectó otra red que enviaba grandes cantidades de hachís desde las costas de Marruecos a varias islas.

Los agentes identificaron al principal integrante y líder de este grupo, un ciudadano marroquí de 35 años, que contaba con los contactos directos, tanto en su país como en Canarias, y que daba directamente las instrucciones a todos los miembros de la red, desde los camioneros que hacían rutas por Marruecos para recoger los fardos de droga en los lugares de producción, hasta quienes hacían la ruta marítima a las costas canarias.

TRANSPORTE

Los productores de hachís en Marruecos contactaban con esta persona para indicarle el número de fardos así como su lugar de ubicación una vez manufacturados. Un transportista los trasladaba a la costa del Sáhara y se ponía en marcha un amplio dispositivo para su traslado hasta los puntos finales de distribución. El despliegue era de tal magnitud que no dudaban en alijar a plena luz del día ante la estupefacción de vecinos y bañistas. Después la droga era entregada a vendedores a cambio de grandes cantidades de dinero.

Todo era dirigido por el líder del grupo, con dos lugartenientes, uno en Marruecos y otra en España, una mujer de 58 años residente en Lanzarote. La investigación fructificó cuando el grupo se disponía a alijar cerca de 1.500 kilogramos de hachís en la playa de Venegueras, al sur de Gran Canaria.

Los agentes que formaban el dispositivo policial constataron cómo ocho personas portearon los 47 fardos del envío hacia una furgoneta que habían ocultado días antes en las inmediaciones de la playa, iniciando seguidamente su traslado por carretera, para lo que contaban con el apoyo de varios vehículos lanzadera a distintas distancias para blindar el alijo.

Fue necesaria la participación de más de 20 agentes para asegurar la detención del líder, debido a las extremas medidas de seguridad que adoptaba, siempre rodeado de un amplio número de colaboradores pendientes de cualquier presencia policial.

En el transcurso de la operación, los agentes detectaron una célula de esta organización que operaba en el norte de Tenerife, permitiendo la incautación de 10 kilos de bellotas de polen de hachís de alta calidad que este subgrupo pretendía introducir en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, ocultas en un doble fondo de una furgoneta.