'El escalón de hojalata', un cuento para que los niños conozcan mejor a las personas con acondroplasia

MADRID
SERVIMEDIA

El protagonista de 'El escalón de hojalata' es César, un niño con acondroplasia, enfermedad genética rara que constituye la forma más común de enanismo, que pese a que a diario se enfrenta a múltiples dificultades, lejos de deprimirse se crece ante esos problemas y es un chico feliz.

Por eso, su grupo de amigos, en el que también hay chicos de los que otros se ríen, se inspira en él a la hora de participar en un concurso de inventos que se organiza en su ciudad. Su proyecto será construir un escalón de 30 centímetros que ayude a César a realizar tareas cotidianas como colgar el abrigo en la percha.

Este es el argumento de 'El escalón de hojalata' (Istarduk ediciones), de Mónica de Cristóbal, que persigue acercar a los niños a la realidad de las personas con acondroplasia "desde una perspectiva realista pero positiva".

Mónica de Cristóbal manifestó a Servimedia que este libro "nos invita a mirar el mundo de otra manera. Todos somos interesantes y diversos, y precisamente lo que nos hace iguales es que todos somos diferentes".

Por eso, "es importante que la sociedad, y en especial los niños, interioricen estas ideas", a fin de mejorar el trato que reciben las personas con discapacidad. A su juicio, "lo que las personas con acondroplasia quieren cambiar son esas miradas burlonas y de mofa".

"Entienden", continuó, "perfectamente que cuando un niño les ve por primera vez, este se va a sorprender, pero la idea es que se acerque a ellos para preguntarles, desde la comprensión y el respeto y esto se consigue explicando la realidad sin edulcorarla pero de forma positiva".

Según la autora, 'El escalón de hojalata' nació tras la petición de una madre cuya hija leyó el cuento anterior de la autora, 'La nube blanca', en el que aborda la realidad del alzhéimer de forma también divertida e instructiva, en la figura de una abuela cuyo nieto ve como cada día pierde la memoria.

"La hija de esta mujer tiene acondroplasia", explicó la autora, "y me pidió que hiciera algo parecido para que los demás niños entendiesen mejor a la niña. Fue a partir de ahí cuando entré en contacto con asociaciones y empecé a investigar y a escribir. Antes de publicar nada, le entregué el texto a la madre para que me diera su opinión y su respuesta fue muy favorable, y también la de la editorial, que se mostró muy interesada".

(SERVIMEDIA)
24 Mar 2019
AGQ/gja