Así se pronunció el jefe de la diplomacia española durante la presentación en la sede de la Fundación Diario Madrid del libro 'El laberinto catalán', escrito por el hispanista francés Benoît Pellistrandi.

El acto, moderado por la corresponsal en España del diario francés 'La Croix', Valéri Demon, contó con la participación del propio Pellistrandi y del vicepresidente de Sociedad Civil Catalana (SCC), Álex Ramos.

Borrell acusó a los independentistas de "adulterar el normal funcionamiento de la democracia", como lo evidencia el "sesgo" de organismos públicos como TV3. Abundó en el hecho de que "denigrar a España ha sido el deporte nacional del independentismo", una conducta que ha lastimado "de forma terrible" la idea de España en Cataluña.

Esto le sirvió para afirmar que el nacionalismo catalán "ha despertado" al nacionalismo español, que tiene como mascarón de proa a Vox. Presentó al partido liderado por Santiago Abascal como la respuesta de un sector de la sociedad española a quienes "queman su bandera" y "denigran a su jefe de Estado".

Reconoció desconocer la incidencia que Vox tendrá en las elecciones generales de este domingo, si bien llamó la atención ante el hecho de que está presente en todos los debates.

Comentó que el "'Catalexit'" impide hablar de los problemas cotidianos de los españoles y lamentó que en Europa "les cuesta entender" la magnitud del desafío independentista.

En ese sentido, apuntó que en el Viejo Continente existe un "desconocimiento muy grande" de la realidad jurídica española, señalando que la "realidad política no empece que haya una jurídica". A pesar de ello, concedió que la sentencia del Tribunal Supremo en el juicio del 'procés' "complicará" la crisis territorial en Cataluña.

Deploró que a la izquierda de los partidos socialistas en Europa haya una percepción generalizada de que en España la democracia "no es perfecta", hay "presos políticos" y se impide votar a los catalanes. Dijo que la aplicación del artículo 155 de la Constitución es "una medida de excepción ante una situación excepcional".

Hizo suyas las palabras del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, referidas a que "si hubiese que volver a aplicarlo, se volvería a aplicar de manera coyuntural y durante un tiempo preciso para paliar la crisis". No obstante, dejó claro que este precepto constitucional "no puede ser un instrumento para anular de facto el Estado autonómico".

Manifestó que el tiempo no solucionará la crisis territorial en Cataluña y abogó por "resolver los problemas reales que, por serlo, tienen solución e intentar deshacer los irreales que, como no existen, no tienen solución". Concluyó advirtiendo de que en Cataluña se corre el riesgo de que el "problema se cronifique".

Por su parte, Pellistrandi alertó de que "a base de pasiones, mentiras y ceguera la crisis catalana puede convertirse en un problema duradero para España". Por último, Ramos mostró su inquietud de que el independentismo es un "peligro" que puede conducir a la "ruina social, económica y política".