Ángel Hernández descarta pactar con la Justicia: “Lo he declarado todo y he puesto las pruebas sobre la mesa”

MADRID
SERVIMEDIA

El viudo de María José Carrasco que ayudó a morir a su mujer, Ángel Hernández, descartó este miércoles cualquier pacto con la Justicia ante una posible rebaja de pena como la que pactó el médico Marcos Hourmann, que colaboró en el suicidio de una paciente, porque reconoce haber “declarado todo” y haber puesto “las pruebas encima de la mesa”.

Será juzgado por un presunto delito de cooperación al suicidio tras ayudar a morir a su mujer, enferma de esclerosis múltiple en fase terminal, el pasado 3 de abril y, aunque reconoce haberse convertido en un “símbolo”, se resta protagonismo y señala que el debate debe centrarse en la necesidad de una ley de eutanasia.

“Para mi desgracia, sí, me he convertido en un símbolo. Esto lo consensué con María José, ella no quería que yo me implicara; con lógica, para que no tuviera que pasar por este trago, pero lo hablamos muchísimas horas”, explicó Hernández en un coloquio celebrado en el Teatro del Barrio moderado por el periodista Jordi Évole.

Junto a él estuvo el doctor Marcos Hourmann, médico que llegó a ser condenado a un año de cárcel por propiciar la muerte de una paciente termina en 2005 ante su deseo expreso. Se enfrentaba a una pena de 10 años de cárcel y a la inhabilitación para ejercer la Medicina, aunque sólo cumplió un año tras pactar con la Justicia y reconocer el “homicidio imprudente”.

“Da miedo ir a la cárcel”, justificó el médico, que a día de hoy puede seguir ejerciendo gracias al pacto que evitó el juicio. En cambio, Ángel Hernández niega cualquier pacto. Considera que ya ha reconocido lo que hizo y por qué lo hizo. “No tengo que hacer ningún pacto, ¿voy a reconocer algo que ya he dicho?”, declaró el viudo, que grabó en vídeo el deseo expreso de su mujer antes de suministrarle el fármaco que acabaría con su vida.

Según la Asociación por el Derecho a Morir Dignamente, en su entidad reciben alrededor de 700 consultas sobre la posibilidad de aplicar la eutanasia, aún penada en España. “Son personas que están barajando la opción de morir; todas las semanas se va alguien a Suiza -donde el suicidio asistido sí está regulado- a morir, es una vergüenza”, señaló el presidente de la asociación, Fernando Marín.

Para Ángel Hernández es necesario acabar con el artículo 143 del Código Penal, que castiga con penas de dos a cinco años a quien “coopere con actos necesarios al suicidio de una persona”, artículo por el que será juzgado.

“Ha sido muy difícil, esto (aplicar a su mujer el fármaco letal) lo tendría que haber hecho un médico con conocimiento en un sitio tranquilo, que ella no me viera cómo yo se lo hacía, todo es tipo de cosas a mí me duelen mucho”, reconoció el viudo de María José Carrasco.

Al no estar regulada la eutanasia, Ángel fue detenido tras la muerte de su mujer y pasó el duelo en un calabozo. “Eso es terrible”, expresó. “Yo no la maté, no lo considero así; hice una transición hacia un estado al que ella deseaba porque la estaba torturando su cuerpo. Era una persona muy inteligente a la que estaba torturando su cuerpo”, añadió.

No obstante, Hernández reconoció que incluso en los momentos más complicados de facilitar a su mujer el suicidio cupo algo de humor. De hecho, relató cómo decidieron posponer el suicidio hasta las 10.05 horas porque había obreros taladrando la calle en el exterior y se colaba el ruido, y María José sabía que a esa hora los operarios cesaban para irse a desayunar. “Tenía un humor negro impresionante”, recordó.

Por el momento, él se enfrentará a la Justicia por un delito de cooperación al suicidio, pero no será un juzgado de violencia de género quien lo juzgue. La Fiscalía General del Estado recurrió la inhibición de la jueza que instruía el caso en favor del juzgado de violencia sobre la mujer, al entender que no se dan las circunstancias de “dominación” o “desigualdad” y, finalmente, el propio juzgado especializado ha rechazado que sea de su competencia.

Su caso es ampliamente conocido, no sólo por el suicidio asistido en sí sino porque Ángel grabó casi todo el proceso para que quedara constancia del deseo expreso de su mujer. “Yo no quería estar en la clandestinidad, quería demostrar lo que he hecho, y sobre todo lo hice para que se apruebe la ley de eutanasia”.

(SERVIMEDIA)
24 Abr 2019
GIC/gja