Llach fue citado por la acusación popular de Vox, que comenzó a interrogarle sobre su participación en la protesta del 20-S frente a la Consejería de Economía de la Generalitat, donde se estaban produciendo registros ordenados por el juez de instrucción número 13 de Barcelona, que investigaba la convocatoria del referéndum ilegal.

El testigo acudió a declarar con un lazo amarillo y se definió: "Soy independentista, y, con la venia, señor presidente, como ciudadano homosexual independentista y aspirante a ciudadano del mundo” se mostró en desacuerdo con que Vox le pueda interrogar. El juez Manuel Marchena le recordó que su ideología es muy respetable pero que está obligado a responder a todas las partes.

Una vez hecha esta aclaración, Llach relató que escuchó por la radio que se estaban produciendo los registros y como diputado electo se creyó en la obligación de acudir. Una vez allí fue hasta la puerta con el objetivo de “hacer una barrera”, aunque puntualizó: "Que conste que no se impidió nunca” la actuación judicial.

Sobre los destrozos en los coches que la Guardia Civil había aparcado en la puerta, dijo al abogado de Vox que él no vio en "ningún caso violencia contra el vehículo de la Guardia Civil; no vi a nadie golpeando con una piedra. Sí vi mucha gente encima. Había periodistas encima de los coches de policía. Estaban haciendo su trabajo, era el mejor punto de vista. Cuando me enteré de que se habían roto los cristales creí que los daños se debían a eso".

Confirmó, como ya relató otro testigo la pasada semana, que “intentamos que la secretaria judicial saliera junto a los diputados” con la convicción de que “no tenía que pasar nada”. Sin embargo, no hubo acuerdo y finalmente la letrada salió por la azotea, algo de lo que Llach tuvo “conocimiento mucho antes de que pasase", relató.

Tras relatar que su participación pretendió en todo momento que no hubiera incidentes, agregó que aumentó su preocupación cuando conocieron que en los vehículos de la Guardia Civil había armas. “Pasamos sudor y lágrimas”, dijo. “Para hacer bajar a la gente de los coches, tuvimos que llorar, gritar… Hay imágenes”.

Los diputados allí presentes en colaboración con el presidente de la ANC Jordi Sànchez y el líder de Òmnium Jordi Cuixart se ofrecieron también para contribuir al traslado del Josep Maria Jové hasta Economía. "Sabíamos que tenía que venir, que estaba detenido. Nosotros y otros diputados nos pusimos de acuerdo para facilitar su entrada", contó.

Llach explicó al tribunal que “estábamos en una protesta masiva” en la que la frase más repetida fue “fora les forces d´ocupació” (fuera las fuerzas de ocupación), aunque dijo que “en conjunto no se chillaban insultos". Además, dijo, "puedo dar fe absoluta de que los guardias civiles fueron siempre respetados, que su comportamiento fue ejemplar” y que con los mossos tampoco hubo “ningún problema".

Ya rozando la media noche, rememoró, “Sànchez y Cuixart me explicaron que iban a desconvocar y me pidieron que los acompañara a un escenario. Tenían la mala costumbre de consultarme las cosas y me pidieron a mí y a otras personas que les acompañáramos al escenario para la desconvocatoria. El señor Cuixart se la cargó porque fue el primero, y a mí en un escenario nunca me habían silbado así”, explicó.