Juicio Procés

Un votante del 1-O: “Nos pegaban en la barriga, el hígado, las partes bajas y, según se agachaban de dolor, les abrían la cabeza”

- Los testigos admiten que sabían que el referéndum estaba prohibido y niegan que hubiera agresiones o insultos a los agentes

MADRID
SERVIMEDIA

La 38 sesión del juicio del `procés´ acoge este martes el testimonio de varios ciudadanos que estuvieron presentes en las votaciones del 1-O y que fueron testigos de las actuaciones policiales o resultaron lesionados. Todos ellos están llamados por las defensas. Joan Pau Salvadó, que fue a votar a un pabellón de Sant Carles de la Rapita (Tarragona), hizo el relato más emotivo: “Nos apalearon, nos pegaban en la cabeza sin ningún problema. Se pusieron en formación, nos pegaban con las porras en la barriga, el hígado, las partes bajas y, según se agachaban de dolor, les abrían la cabeza”.

El primero en declarar, Santi Valls, estuvo en el Colegio Nostra Llar de Sabadell. "Llegué sobre las 8.30 cuando el colegio aún no estaba abierto. Fue todo muy rápido, en cuestión de minutos empezaron a llegar policías. Al llegar nos separaron en dos grupos. Yo quedé frente a la escuela y otro en la acera. Nos separaron por la fuerza, hicieron como una cuña, se abrieron paso y dejaron a la multitud separada en dos bloques", relató.

Según explicó, "sin mediar palabra empezaron a sacar gente, estábamos haciendo gesto de protesta y manifestación. Me cogieron dos policías, me llevaron al otro lado y desde ahí vi algo que no hubiera imaginado, golpes, cogían a la gente por el pelo, los tiraban al suelo… No me lo esperaba”.

El testigo afirmó que "la Policía estuvo sacando a la gente de manera bastante violenta. Rompieron la puerta y entraron dentro del colegio, sacaron gente de dentro y luego salieron con unas bolsas de basura y se retiraron calle abajo. Se fueron".

Insistió en otro momento del interrogatorio de la Fiscalía que "en ningún momento los ciudadanos agredieron a la Policía” y en que “los únicos golpes que vi fueron de la Policía a la gente”. De hecho, contó, que él recibió “golpes de manera meramente provocativa”.

A continuación declaró Pilar Calderón, que fue apoderada de ERC en ese mismo colegio de Sabadell. "Vimos cómo la Policía arrastraba y pegaba a la gente para sacarla de ahí, vi como un policía levantó la porra a una abuelita que estaba sentada en una silla", indicó. Según dijo, ningún votante se abalanzó sobre la Policía, tampoco se agredió, amenazó o insultó a los agentes.

Es la primera de los testigos que admite que se organizaron actividades en los colegios durante ese fin de semana con la intención de burlar la prohibición de usarlos como centro de votación dictada por los jueces. Admitió también que intentaron obstruir la entrada de agentes. "La gente se sentaba en el suelo con los brazo en alto. No vi ninguna agresión a la Policía”, afirmó.

DISFRACES Y JUGUETES

Relató que los agentes rompieron puertas de acceso pese a que estaban abiertas y también dentro del colegio para buscar material electoral y por eso la actuación de prolongó. Sin embargo, no hallaron evidencias de votación y “se llevaron material escolar, algunos disfraces, juguetes… No se llevaron material electoral”, aseguró. La pareja de Mossos se limitó a “auxiliar a los heridos”.

Una vez que se marchó la Policía y pasado un tiempo, los que estaban allí decidieron volver a abrir el colegio y reanudar la votación, que se pudo culminar, incluido el recuento, que se produjo con la permisividad de los mossos.

El tercer testigo fue Julià Fernández Olivares, que también estuvo en el colegio Nostra Llar de Sabadell, localidad en la que es teniente de alcalde. Relató que es amigo de casi todos los juzgados y porta un lazo amarillo en la solapa.

"Vi cómo sacaban a un señor corpulento golpeándole en la espalda y estirándolo por los pelos. A mí me dieron un golpe en la mejilla izquierda, mis gafas cayeron al suelo, me sacan entre cuatro y luego me dan patadas en la espalda, mi chaqueta y mi bolso se rompieron", dijo. Continuó explicando que muchos manifestantes fueron golpeados y “los arrastraba como si fueran maletas, se los sacaba de manera contundente”.

Fernández Olivares negó que hubiera insultos a la Policía o agresiones, aunque reconoció que "en un momento donde ves vulnerar tus derechos puede que alguien o incluso yo se me escapara algún insulto”. También explicó que en ese colegio saludó a los mossos d'esquadra, que le contaron que habían intentado cerrar el colegio pero que "no podían hacer nada más de lo que ya habían hecho porque había mucha gente”. Finalmente, admitió a preguntas de Vox que "se guardó material electoral en edificios municipales, pero no urnas”.

“NOS ABRÍAN LA CABEZA”

El cuarto testigo fue Joan Pau Salvadó, que fue a votar a un pabellón de Sant Carles de la Rapita (Tarragona). Su testimonio fue de los más emotivos. "Había ambiente de emoción, nos conocíamos todos, íbamos con esperanza de poder votar", dijo.

Sobre las 9.15 llegó la Guardia Civil: "Sin aviso y sin decir nada entraron a sacarnos de malas maneras, si alguien caía al suelo no les importaba mucho, nos empujaban. Luego llegaron otros agentes. Nos empezaron a pegar. Nos apalearon, nos pegaban en la cabeza sin ningún problema. Se pusieron en formación, nos pegaban con las porras en la barriga, el hígado, las partes bajas y, según se agachaban de dolor, les abrían la cabeza. Recuerdo el ruido de las porras. Vi a gente amiga íntima, a los carniceros del pueblo, vi a amigos, pasteleros, pescadores, todos estaban allí", indicó.

Preguntado por si hubo insultos o agresiones a los guardias, el testigo explicó que "les decíamos que se fueran a sus casas, que solo queríamos votar". "Todo el mundo estaba con las manos en alto, todo el mundo era pacífico y si alguno hizo una intención de algo le decíamos que éramos gente pacífica y que sólo queríamos votar", insistió Salvadó.

Este testigo relató que cuando llegó la Guardia Civil “no esperábamos que actuaran así, no nos hablaron y nos aporrearon”, algo que dejó sorprendidos a los vecinos de un pueblo que describió como “muy tranquilo” y “pacífico”.

El testigo negó que insultaran o amenazaran a los agentes de la Guardia Civil, tal y como han declarado los agentes. Más tarde, en respuesta a preguntas del fiscal Fidel Cadena, explicó que "desde el 84 se grita `fuera las fuerzas de ocupación´ en las Diadas. Y algunos durante un rato dijeron `asesinos´, cuando se vio a la gente con la cabeza rota". Salvadó expresó que acudió a este centro porque “para mí era el voto más importante de mi vida, por eso voté a buenas personas, para llegar a ese día".

El siguiente testigo en declarar fue Albert Salvadó, concejal de Sant Carles de la Rapita. Está siendo investigado en un juzgado de Cataluña por su actuación el 1-O. Llegó al centro de votación con su mujer y la convicción de iba a ser una “jornada de ilusión”. En un momento de la mañana llegaron vehículos de la Guardia Civil con “20 o 30 efectivos sin protecciones, y sin preguntar nada empezaron a sacar a la gente de la puerta del colegio. Vi salir disparado al tío Juanito, que siempre va con camiseta del Barça y barretina”, explicó.

El concejal relató agresiones a varios de sus vecinos con nombre y apellidos y afirmó, como el resto de los testigos de este martes, que no vio “ninguna actitud agresiva por parte de la gente de La Rápita”.

Según su relato, la Guardia Civil “nos dio en la zona del vientre, te agachabas, te protegías porque buscaban la cabeza”. Tras las cargas "muchos críos fueron alojados en un bar de enfrente, porque, desamparados, su padre o su madre o los dos estaban ahí, y en el bar recogieron más de una docena de niños”. Mientras, "unas treinta personas optaron por saltarse en el suelo. Una vez sentados los apalearon brutalmente", rememoró.

A preguntas de la Fiscalía, el testigo admitió que "no sabía que había una resolución judicial que impedía la celebración del referéndum. Sabía que había advertencias por parte del Supremo”. Finalmente acabó votando a última hora de la tarde.

(SERVIMEDIA)
30 Abr 2019
SGR/ICG/caa