Juicio Procés

Una votante del 1-O: “Vimos a tres guardias civiles quitando los pantalones a un señor: eso no va de urnas, va de humillación”

- "Si votar es delito, aquí tendríamos que estar sentados millones de catalanes”, afirma un testigo

- Otro asegura que la votación fue organizada por la gente del pueblo

MADRID
SERVIMEDIA

Diez ciudadanos que votaron el 1-O en diferentes centros electorales de Cataluña declararon este martes, hasta el receso de mediodía, ante la sala del Tribunal Supremo que juzga el ‘procés’. Carme Budé relató que se quedó en el colegio Castell de Dosrius después de votar porque había visto las imágenes de la actuación policial en otras localidades. “Vimos a tres guardias civiles quitando los pantalones a un señor; eso no va de urnas, va de humillación”, aseguró.

Durante su declaración ante la sala del Tribunal Supremo que juzga a los líderes independentistas por la convocatoria y celebración del 1-O, todos los votantes coincidieron en un mismo relato: aquel día acudieron a sus colegios electorales habituales para “defender nuestro derecho a voto”, pese a que conocían que el referéndum había sido suspendido por el Tribunal Constitucional.

Carme Budé votó en el colegio Castell de Dosrius, donde estaba cuando llegó la Guardia Civil. “Nos pusimos a cantar ‘Els segadors’, cuando se acercaron nos callamos y empezamos a gritar ‘fora, fora’ porque ya habíamos visto las imágenes del municipio de Canyamars”, dijo. En ese momento, “el alcalde se adelantó pero le apartaron y empezaron a repartirnos, no nos opusimos, eran casi más agentes que vecinos”. Sobre la actitud de las personas allí concentradas, aseguró: “Vi muchas cosas, pero nadie hizo nada a la Policía”. Tras su intervención salieron con las urnas.

A preguntas de las acusaciones explicó que estuvo en el centro desde las 7 de la mañana “para no perderse nada”, porque llevaban “mucho días de tensión con diferentes registros” y “quería votar”. “Votar es la esencia de la democracia, si un referéndum no está prohibido, me hubiera gustado entender por qué este sí”, añadió. Además, explicó que se quedó en el colegio porque había visto las imágenes de la actuación policial en otros centros electorales. “Vimos a tres guardias civiles quitando los pantalones a un señor; eso no va de urnas, va de humillación”, manifestó.

“No insultamos en ningún momento a la Guardia Civil cuando llegaron, pero sí cuando se marcharon, como usted comprenderá después de la paliza… Gritábamos 'votaremos', 'fuera las fuerzas de ocupación' y podría ser que 'asesinos'”, indicó a preguntas de Vox, tras afirmar que contestaba “por imperativo legal”.

Otra de las testigos, Virginia Martínez, también votó en este centro a primera hora de la mañana. Después de votar se ausentó, pero cuando regresó al colegio para estar con su familia y sus vecinos coincidió con los vehículos de la Guardia Civil que se dirigían al centro. “Me pararon dos guardias civiles”, explicó, y mientras estaba hablando con ellos “vi cómo se ponían todas las corazas, los cascos, las porras… y se iban hacia la entrada del patio. Yo empecé a ponerme bastante nerviosa y entré en una especie de espiral diciendo que tenía que entrar”. Así que, continuó, “uno de ellos me cogió por la espalda, me dio un pequeño meneo y cuando me quise dar cuenta estaba en el suelo totalmente estirada, empecé a llorar y decir ‘no tenéis derecho a hacerme esto’”.

Fue entonces cuando un agente le cogió el bolso y le dijo que la iban a identificar. Otro, agregó, le dijo: “deja de hacer el ridículo, tanto llorar, que te estoy grabando”. “Me cogí el bolso y me tapé la cabeza. En ese momento me di cuenta que era muy vulnerable, no entendía qué estaban haciendo. Me llamaron subnormal y me encaré a ellos porque me estaban faltando al respeto”. Desde allí, oyó gritos y quejidos cuando entraron los antidisturbios, “no sé lo que duró, se me hizo eterno”. Ante las preguntas de la Fiscalía, aseguró: “Estábamos allí para defender nuestro derecho a voto”.

“ME PEGÓ CON LA PORRA EN LA CABEZA"

Por su parte, Pere Sitja votó el 1-O en Casal de les Cotxeres de Canyamars. Cuando ya había votado llegaron los agentes de la Guardia Civil y “empezaron a empujar a la gente contra la pared del colegio y a tirar a las mujeres, vi a una chica en el suelo con muletas, le fui a ayudar y uno de los guardias civiles me tiró fuerte de la camiseta y se quedó con la camiseta en las manos, un compañero suyo me pegó con la porra en la cabeza, en el hombro y luego me dio una patada en la pantorrilla”, explicó. Sin embargo, subrayó, “no vi a ningún ciudadano que se encarase a la Guardia Civil”.

A continuación testificó Martí Carreras, que votó en el Servei Municipal d'Ocupació Sant Narcís de Girona. Según relató, sobre las 11.30 había unas 200 personas en el centro, “la Policía Nacional entró por la puerta lateral, una salida de emergencia; sin mediar palabra, reventó la puerta y entró”. La gente gritaba “votaremos” mientras se llevaban cajas con material.

“Empezaron a pegar a la gente, persiguiéndola para fuera, mientras salían por la puerta lateral”, dijo. Fue entonces, agregó, cuando “llegaron los bomberos y dijeron que venían a defendernos y se pusieron entre la gente y los policías”, pero "a los bomberos les pegaron de arriba abajo, hasta el punto de que hubo un bombero al que le partieron el brazo; a los bomberos les dieron muy fuerte, a la gente nos separaban”, detalló.

Sobre la suspensión del referéndum, añadió: “Yo siempre entendí que no tendría ninguna repercusión” y “como no lo iban a tener en cuenta, teníamos que votar muchos, aquello tenía que ser incontestable”. En este sentido, apuntó que no entendían “cómo votar era un problema y cómo para evitar las votaciones se hicieron esas cargas”.

Otro de los testigos fue Pere Font, votante en el colegio Víctor Catalá de Barcelona. Cuando llegó la Policía él estaba sentando en la puerta del aula: “Sin decir nada, empezaron a coger a la gente, me cogieron por los testículos y me levantaron para arriba, después me cogieron tres o cuatro policías y me sacaron arrastrándome, me tiraron a la calle como si fuera un paquete, me provocaron un hematoma y le dije a un policía que no había derecho de tratar a las personas mayores de esa manera”. Posteriormente “llego una policía y me pegó un puñetazo en la cara”, añadió.

Por estos hechos, interpuso una denuncia. En línea con los anteriores testigos aseguró que sabía que el referéndum había sido suspendido, pero “votar no es delito”, subrayó. También declaró Joan Porras, un ciudadano que votó el 1-O en el instituto Pius Font i Quer de Manresa. A diferencia que en los anteriors centros, aquí no entraron las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Sobre las 12 horas llegaron los Mossos d’Esquadra, que hicieron un cordón policial. Pasados unos minutos, tras una mediación, entraron al colegio y salieron con unas bolsas de plástico. “En ningún momento hicieron daño a nadie”, dijo.

Además, relato que la noche previa al 1-O pasó la noche allí con sus padres, su hermana y amigos. “Vimos unos flashes de luz como si nos estuvieran haciendo fotos, había unas personas en la valla gritando ‘viva España, hijos de puta, os vamos a matar...’ nosotros no queríamos ningún conflicto y nos metimos”. En ningún momento, continuó, “pude plantearme que unas votaciones fueran ilegales, porque si votar es delito, aquí tendríamos que estar sentados millones de catalanes”. “Era una jornada de celebración, la fiesta de la democracia”.

“ORGANIZADO POR LA GENTE DEL PUEBLO”

Por su parte, Josep Fort voto en un colegio electoral de Cánovas (Barcelona). Allí había un binomio de Mossos d’Esquadra que intentaron entrar en el centro en varias ocasiones, pero no pudieron porque “había 500 personas, en un pueblo que somos 3.000”. Todo fue “auto-organización de la gente del pueblo”, dijo.

De hecho, agregó, “hubo gente que no tenía pensado votar, pero cuando vieron las imágenes en redes sociales fueron a votar y, además, votaron que sí”.

Mercé Alegre votó en la escuela Llotja (Barcelona). “Nos organizamos para estar allí todo el fin de semana”, explicó. Durante ese periodo acudieron al centro, dos o tres veces, una pareja de Mossos para advertirles de que a las 8 de la mañana del domingo irían a cerrar el colegio. En este sentido, agregó que “se fueron molestos” pero “estábamos allí durmiendo con los niños porque era una fiesta”. El 1-O “tuvimos problemas para votar, se organizaron unas colas tremendas, hubo unas 2.000 o 3.000 personas”. En este centro no pudieron acceder ni Mossos, ni Guardia Civil, ni Policía Nacional, porque era “imposible”. “Creo que pensaron que podía ser peligroso porque había mucha gente”, resaltó.

También declaró Víctor Manuel Suñé, que votó en el instituto Alsina de Barcelona, donde pasó la noche. Allí no se personaron agentes de la Guardia Civil ni de la Policía Nacional; sin embargo, sí estuvieron los Mossos d’Esquadra, pero “les dijimos que no nos marchábamos”, así que no consiguieron entrar al centro. El último testigo en declarar, durante la sesión de la mañana, fue Joaquin Vallés. Votó en Tortosa, donde tampoco acudieron Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Los Mossos, en cambio, “estuvieron todo el día”, según explicó, y “no hubo ningún enfrentamiento con ellos”. “Cuando vieron que no podían entrar, levantaron un acta”, concluyó.

(SERVIMEDIA)
07 Mayo 2019
ICG/caa