La tensión de los meses de juicio, que se inició en febrero pasado, quedó patente tanto en algunas de las intervenciones finales, como las de Jordi Sànchez y Meritxell Borràs, como en el momento en el que el presidente del tribunal, Manuel Marchena, dejó el caso visto para sentencia.

En ese instante, Marchena permitió a los procesados que están en prisión preventiva despedirse de sus familiares antes de regresar al centro penitenciario, en el que esperarán que el Supremo dicte su resolución.

Esta emoción también fue expresada a las puertas del Alto Tribunal por los encausados que están en libertad, como Santi Vila y Carles Mundó, que comentaron con los periodistas la tensión vivida durante todos estos meses.

Tras finalizar la vista oral, a las puertas del Supremo, en la plaza de la Villa de París de Madrid, se reunieron algunas personas que lanzaron gritos como “golpistas a la cárcel”, en referencia a que estos congregados espera que los procesados sean finalmente condenados por el proceso independentista en Cataluña.