Comercio justo

Solo el 4% de las ganancias del café van a los cultivadores

- Según la Coordinadora de Comercio Justo

MadridMADRID
SERVIMEDIA

Los cultivadores de café perciben el 4% de los ingresos que genera esta industria, según una investigación editada por la Coordinadora Estatal de Comercio Justo (CJE).

Publicado este lunes con motivo del Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía, el estudio concluye que el actual modelo de la industria del café no resulta sostenible ni para el medio ambiente ni para quienes lo cultivan.

Su título es 'Café: La historia de un éxito que oculta una crisis' y ha sido elaborado por Commerce Equitable France con especial atención a los casos de tres países cultivadores: Colombia, Perú y Etiopía.

Destaca que en un mercado que genera unos 200.000 millones de dólares al año (el café es el segundo producto agrícola en volumen comercial después del petróleo), la desigualdad entre los distintos eslabones de la cadena no para de crecer.

Mientras las empresas tostadoras y distribuidoras generaron 1.177 millones de euros, los productores percibieron únicamente el 4% de las ganancias, indica el estudio, que subraya que "en esta industria, la distribución de valor y costes es profundamente injusta. Los países productores reciben entre el 23% y el 27% del valor generado por la cadena del café, pero concentran entre el 68% y el 92% de los costes sociales asociados y sufren en primera persona los principales impactos medioambientales y sociales".

Según la investigación, 25 millones de personas de más de 80 países se dedican al cultivo del café, sobre todo en parcelas de menos de cinco hectáreas.

En Perú y Etiopía, los caficultores obtuvieron ingresos muy por debajo de lo que se considera el umbral de la pobreza (de hecho, en 2017 sus ingresos fueron un 20% más bajos que en 2005). Aunque los caficultores colombianos sí alcanzan el umbral de la pobreza de media, no se puede considerar un nivel de vida digno.

Las familias caficultoras a menudo no cuentan con medios suficientes para mantener sus cultivos -a veces ni siquiera para cosechar todo su café-, por lo que se ven obligadas a endeudarse para satisfacer sus necesidades básicas. Ello favorece también fenómenos como el trabajo infantil o la migración, la malnutrición e índices elevados de analfabetismo.

Por ello, el estudio concluye que los productores son los más vulnerables de la cadena y su capacidad de acción se ve superada por los efectos del cambio climático. Las familias caficultoras pagan el coste invisible de la producción insostenible: cambio climático, contaminación y pobreza.

IMPACTO AMBIENTAL

En esta misma línea, la investigación señala que la producción de café sufre especialmente el impacto del cambio climático (aumento de temperaturas, alteración de lluvias, plagas y enfermedades, etc.), y revela que sin un plan para combatirlo, la superficie apta para su cultivo podría reducirse a la mitad en 2050. Según las previsiones, la temperatura aumentará en las principales zonas de plantación, habrá más lluvias y, al mismo tiempo, temporadas secas cada vez más áridas.

Paralelamente la previsión es que en este mismo periodo el consumo de café aumente debido a los cambios de hábitos y al desarrollo de economías emergentes. Para satisfacer la nueva demanda, se debería multiplicar por 2,5 la superficie disponible para las plantaciones, lo que incrementaría los efectos negativos que ya se están constatando.

Según el estudio, la creciente expansión de la producción de café y la tendencia a modernizar las explotaciones han aumentado la tala de árboles de sombra y, por tanto, la pérdida de sus beneficios asociados (regulación climática, contra la erosión y mantenimiento de la fertilidad y humedad de los suelos).

Al mismo tiempo, la industria se está orientando hacia el monocultivo de café sin sombra. Esto produce un mayor rendimiento de las tierras, pero también impactos negativos en la calidad de los suelos y el agua y la pérdida de biodiversidad.

Además, estos modelos industriales necesitan un elevado uso de productos químicos y ello aumenta los costes de producción y, por tanto, reduce los ingresos para los productores y productoras, que ya viven en la pobreza.

Por todo ello, la coordinadora instó a la ciudadanía a poner en práctica "un consumo responsable" para frenar estos efectos negativos.

(SERVIMEDIA)
17 Jun 2019
AGQ/caa