A través de un comunicado, la Anecpla subrayó que las cucarachas son el principal vector de transmisión de esta bacteria y abogó por la ejecución de controles “periódicos y profesionales” por parte de la industria alimentaria para evitar “casos tan graves” como el de Andalucía.

La directora de esta organización, Milagros Fernández de Lezeta, estimó “fundamental” que este tipo de empresas inviertan en prevención y señaló que lo “recomendable” es establecer un plan de gestión de plagas y de autoevaluación “conforme a la normativa europea e internacional, destinado a asegurar la salubridad en la cadena de suministro alimentario”.

La asociación lamentó que, con la crisis económica, se han dejado de realizar buena parte de estos controles y que muchas de estas empresas carecen de la capacidad necesaria para detectar la presencia de plagas en sus instalaciones “hasta que éstas se hacen evidentes con un nivel de infestación muy elevado”.

Según la organización, algunas empresas llevan a cabo, “por iniciativa propia, tratamientos preventivos que no son los adecuados, no se ejecutan de la manera oportuna y no se implementan en su dosis correcta”, hecho que deriva en la contaminación de las superficies con este tipo de productos.

“Lo óptimo”, insistió Fernández de Lezeta, es contratar los servicios de empresas de gestión de plagas “acreditadas” para que realicen un diagnóstico de situación, ofrecer alternativas al uso de productos químicos y, en el caso, de emplearlos, utilizarlos según el modo de empleo autorizado por el Ministerio de Sanidad.

Además de llevar a cabo un "exhaustivo control” la Anecpla instó a las empresas del sector a aplicar el Sistema de Gestión de Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (Appcc) en la industria alimentaria, de obligado cumplimiento, y a que busquen “apoyo” en los profesionales del sector de gestión de plagas.

Asimismo, aconsejó exigir a los proveedores que las mercancías estén exentas de especies “susceptibles” de generar plagas, mantener un “buen nivel” de limpieza y realizar una “buena” gestión de residuos, llevar a cabo un adecuado control de alcantarillado, bloquear los posibles accesos y aplicar “criterios preventivos”, entre otras medidas.