Ya se han producido nuevos desplazamientos y algunos servicios básicos se han interrumpido, incluida la atención sanitaria, indicaron en un manifiesto.

Las organizaciones, entre las que figuran Médicos sin Fronteras, Acción contra el Hambre, Oxfam y Médicos del Mundo, informan de que parte de su personal ha tenido que abandonar la zona junto a sus familias y el resto está recluido.

Según sus estimaciones, 450.000 personas viven a menos de cinco kilómetros de la frontera entre Siria y Turquía y corren un serio peligro. Entre ellos hay más de 90.000 desplazados internos que además ya se vieron obligados a huir de sus hogares a causa de la incesante guerra de Siria.

Según datos de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), al menos 1.650.000 personas necesitan asistencia en el noreste de Siria. Por eso, la respuesta necesaria para salvar sus vidas se verá amenazada si la inestabilidad obliga a las ONG a suspender o reubicar sus proyectos y a su personal, como ya está sucediendo. "Con la vigente crisis en Idlib y las ingentes necesidades en todo el país, la respuesta humanitaria en Siria ha llegado al límite", advirtieron.

Por ello, las 15 entidades instaron a las partes en conflicto a garantizar la protección de la población civil con todas las medidas que sean necesarias y a facilitar "un acceso humanitario seguro y sin obstáculos".

Subrayaron que las personas que se encuentran en la zona afectada por la acción militar tienen derecho a la libertad de movimiento y no pueden ser desplazadas de sus hogares por la fuerza.

De igual modo, los refugiados sirios que han buscado protección en Turquía no pueden ser utilizados como peones en este nuevo conflicto y enfrentar retornos forzosos a Siria", concluyeron.