Discapacidad

Un montañero sordociego ayuda a personas con un sueño pendiente a hacerlo realidad

- Dentro de su proyecto de concienciación 'Un Mundo con Sentido'

- Subir al Kilimanjaro y saltar en paracaídas, otros objetivos previstos

MADRID
SERVIMEDIA

Coronar el Kilimanjaro, saltar en paracaídas a favor de una ONG y ayudar a cumplir el sueño personal de alguien en situación de vulnerabilidad son los próximos objetivos del proyecto 'Un mundo con Sentido' del placentino Javier García Pajares para 2020.

Así lo explicó en una entrevista a Servimedia este joven de 28 años, que a los 13 años empezó a perder el oído y a los 15, la vista. En torno a los 16 fue diagnosticado como sordociego y, a pesar de "unos años muy duros", la vida, el deporte y "las personas adecuadas" le enseñaron que "puede llegar tan alto como se proponga".

"Eso lo aprendí con la escalada", explica, actividad en la que le introdujo Jose Antonio García Regaña, psicólogo de la ONCE y presidente de la Federación Extremeña de Montaña y Escalada.

Con la pérdida de los sentidos, la tristeza, la incomprensión y el acoso escolar llegaron a la vida de Javier.

"Dejé el colegio y no quería salir de casa". Pero a los 16, su padre lo apuntó a la ONCE y allí empezó a pasar terapia con José Antonio. "Gracias a él empecé a escalar en rocódromo", y me di cuenta de que no podía seguir así, de que tenía que retomar mi vida", rememora.

Así fue como un adolescente Javier se fue a Madrid y volvió a estudiar. Aprendió Braille y el sistema dactilológico en el Centro de recursos Educativos (CRE) de la ONCE, donde cursó 4º de ESO.

Aprobó con una media brillante Bachillerato en el Beatriz Galindo y después el doble grado en Derecho y Administración de empresas en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Javier se convirtió en el primer sordociego de Europa en irse de Erasmus, experiencia que implicó muchas dificultades pero que, como todo lo que se ha propuesto, superó con nota. La lección que José Antonio le enseñó estaba bien aprendida.

EL REENCUENTRO

Con la carrera terminada tras volver de Londres, Javier quiso darse un tiempo para desconectar y viajar. Fue así, de camino a Portugal, como 10 años después se reencontró con José Antonio.

"Mientras lo esperaba en la estación de Badajoz, tuve una experiencia con un camarero que me marcó".

Después de pedir el menú, "le conté por encima mi vida, que viajaba solo y un poco lo que había hecho", detalla Javier.

"Al final, la barrera de la comunicación se rompió y él empezó a escribir en mi mano para hablarme. Mientras lloraba, me dijo que nunca había conocido a ninguna persona sordociega, que no tenía ni idea de cómo era eso". "Cuando se lo conté a José Antonio, empezamos a dar vueltas a la necesidad de concienciar sobre esta realidad", porque hay muchas personas que "no saben nada sobre la sordoceguera".

Fue entonces cuando el antiguo maestro propuso a Javier subir al Mulhacén (3.478 metros sobre el nivel del mar), el pico más alto de la Península. "Yo nunca había hecho montañismo y, aunque sí practicaba deporte, tampoco tenía las condiciones físicas más adecuadas", admite Javier. Sin embargo, "me dije que por qué no".

Recuerda que durante la ascensión estaba exhausto. "Ni José Antonio ni yo habíamos hecho nunca montañismo juntos, así que había ciertas barreras comunicativas; las condiciones meteorológicas no eran las mejores...". "Pero yo me decía 'venga, un paso más. ¡Y lo logramos!".

En aquel momento, todo el cansancio desapareció y se convirtió en euforia. Por supuesto, la hazaña tuvo repercusión mediática y ese fue el germen del proyecto de concienciación 'Un mundo con Sentido'.

EL CIELO Y LAS ESTRELLAS

En 2018 y bajo el lema 'Quiero tocar el cielo', Javier y su equipo hicieron cima en siete picos de más de 4.000 metros de altura en los Alpes en apenas una semana; subieron al pico Almanzor (2.591 metros), el más alto de todo el Sistema Central, y lograron ascender al monte Toubkal (4.167), la montaña más alta del atlas marroquí, y al pico ras (4.083).

"Fue increíble", declara Javier, y en 2019 "quisimos abrirnos a más personas y a más deportes". Pusieron en marcha 'Abrazar las estrellas', siempre con el propósito de "disfrutar y difundir".

Gracias a esta iniciativa, hice escalada con Javier Cano (varias veces campeón de España), salté en paracaídas y subí al aneto (4.404 metros) y al monte Elbrus (5.642 metros), el pico más alto de Europa.

Junto a su inseparable García Regaña, José Antonio de Mesas García, vicepresidente de la federación; Antonio Muñoz Pérez, también de la federación extremeña, y la intérprete Cristina Fernández acompañan a Javier de forma regular en sus expediciones, "aunque luego hay más personas que pueden ir cambiando".

El proyecto recibe ayudas del ayuntamiento de Plasencia y de la Junta de Extremadura, pero parte de los gastos corren de su bolsillo. "Nos vendría bien más financiación", admite.

AYUDAR A OTROS

En 2019, Javier recibió el Premio Nacional de Juventud en la categoría de Deporte. Para 2020 lo tiene claro: "Queremos que no solo haga cosas yo, sino ayudar a que otros cumplan sus retos".

Por eso, un 'Mundo con Sentido' lanzará una campaña para que "la gente nos escriba y nos cuente cuáles son sus sueños”. “Con las historias que recibamos, vamos a ayudar a personas con dificultades a que sus desafíos, sus sueños, se vuelvan realidad".

Otro de los objetivos del proyecto será recaudar fondos a favor de una ONG o fundación extremeña. "A cambio, yo me comprometo a saltar en paracaídas. Cuanto más done la gente, más alto saltaré yo". Y, por supuesto, "seguiremos con el montañismo".

El Kilimanjaro (el pico más alto de África, de 5.895 metros) será su próximo objetivo. Y también, hacer cima en la cumbre más elevada de cada comunidad autónoma. "Ya llevo cuatro, señala Javier, y para 2020 querría otras cuatro más.

Para Javier, "la escalada te enseña a superar los límites; el paracaidismo, a vivir sin miedo, y con el montañismo, aprendes cómo llevar la vida".

En este deporte "hay que fijarse un objetivo y seguir para adelante siempre", reflexiona, "pero, al mismo tiempo, disfrutando lo que en el camino te encuentras". La gente, la naturaleza, el paisaje... "Además ayuda a desconectar, porque en la montaña no hay que pensar mucho: solo seguir para alante". Toda una filosofía de vida.

(SERVIMEDIA)
13 Oct 2019
AGQ/pai