Lo hizo en declaraciones por sorpresa en el Congreso antes de presentar sus credenciales para acreditarse como diputado, cosa que hizo el último de los cuatro líderes de los grandes partidos. El del PSOE, Pedro Sánchez, lo hizo delegando el trámite en persona interpuesta, no en persona.

Aplazando en todo momento a después de la investidura la información sobre la composición del eventual Gobierno de coalición, constató que el PSOE, ejerciendo su liderazgo, pero también Unidas Podemos, tienen que “lograr los apoyos suficientes por la vía de los votos a favor y la vía de las abstenciones para sacar la investidura adelante”.

“¿Está hecho? No. Hay mucho que trabajar, hay que apostar por el diálogo, la empatía y la mano izquierda”, dijo en primera instancia. Luego añadió que el diálogo con ERC “implica generosidad, empatía y capacidad de diálogo”, y más tarde apuntó: “¿Soy optimista? Sí. ¿Va a ser fácil? No”. Constató que habrá “conversaciones que habrá que tener lógicamente con discreción”, y finalmente sentenció: “Espero que la próxima Nochebuena los españoles puedan cenar con un Gobierno”.

Según pudo saber Servimedia de fuentes conocedoras de las negociaciones, Sánchez e Iglesias cerraron definitivamente la composición de ese Ejecutivo entre el martes y el miércoles, con el líder de Podemos como vicepresidente social, Irene Montero como ministra de Igualdad y Yolanda Díaz de Trabajo. A ello se añadiría un tercer ministerio, de Universidades, que recaería en una persona del entorno de En Comú Podem, posiblemente Rosa Lluch, cabeza de lista al Senado por Barcelona.

Las fuentes consultadas no precisaron si finalmente habrá un cuarto ministerio encabezado por el coordinador federal de IU, Alberto Garzón, pero barruntaron que, de confirmarse, será también de índole social y, en este caso, de competencias no especialmente relevantes.