Tras la sesión constitutiva del Congreso, el diputado de Ciudadanos José María Espejo subrayó que dos cosas quedaron "meridianamente claras: que el PSOE prefiere a Vox antes que a Ciudadanos, y que Vox prefiere a Podemos antes que a Ciudadanos".

Lo dijo después de que el PSOE permitiera la entrada de Vox en la Mesa con una vicepresidencia al poner gran parte de sus votos en la consecución de la vicepresidencia primera, y de que Vox se negara a un acuerdo con el PP y con Ciudadanos para repartir sus votos y permitir la entrada de Ciudadanos, lo cual permitió que Unidas Podamos tenga dos secretarías.

Espejo explicó que el día anterior el PP hizo una oferta a Ciudadanos y a Vox para que ambos pudieran estar presentes en la Mesa, pero cuando él mismo se reunió con el partido de Santiago Abascal le dejaron claro que "en ningún caso colaborarían", y de hecho en la votación "han cumplido su veto" a Ciudadanos, lo que ha propiciado la entrada de dirigentes de Unidas Podemos como Gerardo Pisarello, "reconocido independentista".

Una vez descartada esa vía, Ciudadanos valoró la oferta del PP a la que hizo referencia el dirigente socialista Rafael Simancas, pero "a última hora" ha sido el PSOE el que ha roto ese acuerdo, "no tengo claras las razones", y "ha preferido que Vox forme parte de la Mesa".

En su opinión, se debe a una "alianza circunstancial" del PSOE y Vox porque a ambos "les conviene retroalimentarse" para polarizar el debate y a ninguno le interesa dar visibilidad a un partido "de centro, moderado".

Aunque no han hablado de ello, entiende que Vox "no perjudicará a los ciudadanos" de las comunidades autónomas donde el PP y Ciudadanos gobiernan con su apoyo, pero sí reiteró que han demostrado "que prefieren que la izquierda tenga más peso con tal de vetar a Ciudadanos".

Espejo denunció también que los parlamentarios a los que el PSOE ha elegido comos socios han demostrado que "desprecian la democracia" y a los españoles, ya que "no han acatado la Constitución" por emplear para ello fórmulas que "vulneran todos los preceptos legales".

Lo más lamentable, añadió, es que la presidenta, Meritxell Batet, accedió a ello "sin ningún tipo de rubor" a expresiones que suponen decir que España "es una dictadura" o apelando a soberanías diferentes a la de todos los españoles, "que es la única que reconoce la Constitución".