En declaraciones en el Congreso al término de las sesión constitutiva, Pisarello describió su sensación como “agridulce”. Amarga porque la “extrema derecha” tiene ya una “presencia institucional fuerte” y eso es “la consagración de una anomalía que no se puede normalizar”. Y dulce porque en la Mesa, el órgano que ha de garantizar la pluralidad del debate, “la división de las derechas unida a la unidad de acción de las fuerzas progresistas y democráticas” (aquí incluyó al PNV y Junts), “ha permitido moderar la presencia de Vox”.

Según dijo, si este partido hubiera tenido más fuerza podía haber impulsado "una agenda antisocial, machista, xenófoba y sobre todo negacionista y reaccionaria en relación con la memoria democrática y de lo que significó la dictadura franquista”.

Pero consiguió evitarlo con “altura de miras, inteligencia, generosidad y sentido histórico de lo que estaba en juego”, además de con “una forma discreta de trabajar, de hablar con mucha gente”, porque “hay cosas que se consiguen fuera de los focos”.

Hecho este diagnóstico, Pisarello pasó a aventurar que “lo que ha ocurrido en la Mesa es una pequeña muestra de lo que puede llegar a ocurrir si un bloque democrático y plurinacional es capaz de ponerse de acuerdo para evitar que la extrema derecha crezca y para impulsar una agenda social y democrática”.

El diputado de En Comú Podem recordó que la suma de votos que ha permitido dejar a Vox con un solo miembro en la Mesa habría sido “un resultado imposible sin el concurso de esas fuerzas políticas”, en referencia a ERC, Junts, el PNV y EH Bildu, que cambiando su voto nulo de la votación a la Presidencia del Congreso por apoyos a Pisarello y su compañero Javier Sánchez Serna permitieron que los candidatos del PSOE y Unidas Podemos tuvieran más apoyos como secretarios de la Mesa que el aspirante de Vox, José María Figueredo.

Pisarello concluyó sentenciando que, “si hoy nos hemos podido poner de acuerdo fuerzas políticas que pensamos distinto”, si el bloque de la moción de censura que destituyó a Mariano Rajoy se consolida, “podemos hacerlo también para tener una investidura”. A su juicio, “ésta es la principal noticia” de la jornada, y, lejos de criticar al PSOE por haber permitido la entrada como vicepresidente de Ignacio Gil Lázaro de Vox, al querer asegurarse la Vicepresidencia Primera, apoyó la justificación que dieron los socialistas por boca de Rafael Simancas. “No funcionó en las vicepresidencias poque no sabíamos cómo iba a actuar la derecha”.