Construir un mercado internacional de carbono es el último punto que queda para desarrollar en su totalidad el Acuerdo de París, que entrará igualmente en vigor el próximo año. Se trata de un mecanismo iniciado con el Protocolo de Kioto para que los países que no logren reducir lo suficiente las emisiones de gases de efecto invernadero puedan comprar créditos a otros que sí cumplen en este sentido.

San José, capital de Costa Rica, acogió a comienzos de octubre una pre-COP como reunión previa para allanar el camino de la Cumbre del Clima de Madrid. Allí se aprobaron los Principios de San José para la Alta Ambición e Integridad en los Mercados Internacionales de Carbono.

Alejandro González, asesor de cambio climático para América Latina en InspirAction, estuvo presente en la capital costarricense y comentó este sábado a Servimedia que esos principios se basan, resumidamente, en que los mercados de carbono preserven la "integridad ambiental", esto es, evitar la doble contabilidad para que un mismo país no pueda computarse dos veces una reducción de emisiones cuando venda créditos a otro país, y la "integridad social", de manera que los proyectos para evitar emisiones tengan en cuenta a las comunidades locales e indígenas.

Crear ese mercado sólido es una de las principales fuentes de desencuentros en las negociaciones de la Cumbre del Clima de Madrid. Ya en tiempo de prórroga, puesto que la COP25 debió haber acabado este viernes, Costa Rica ha liderado una iniciativa para que se pongan en práctica los Principios de San José.

A ello se han adherido 29 países, de los que 16 pertenecen a la UE (España entre ellos). También hay en la lista países insulares del Pacífico o del Caribe (Fiyi, Granada, Islas Cook, Islas Marshall y Vanuatu), de América (Belice, Colombia, Costa Rica, Paraguay y Perú), de la Europa no comunitaria (Noruega y Suiza) y de Oceanía (Nueva Zelanda).