Biodiversidad

Los mejillones mediterráneos vencen al cambio climático por su variedad genética

MADRID
SERVIMEDIA

La mayor variedad genética de las poblaciones naturales de mejillones mediterráneos les permite adaptarse a la disminución de los niveles de pH en el agua marina causada por las emisiones de carbono.

Ésta es la conclusión principal de un estudio liderado por biólogos de la Universidad de Chicago (Estados Unidos) y publicado en la revista 'Nature Communications'. Los científicos comprobaron que los mejillones criados en un ambiente experimental de pH bajo crecieron con conchas más pequeñas que los cultivados a niveles normales de pH, pero la tasa de supervivencia general en ambos casos fue la misma.

Los mejillones que sobrevivieron en un entorno de pH bajo diferían genéticamente de los demás, lo que sugiere que las variantes genéticas que ya existen en un subconjunto de población natural les permitieron adaptarse a un nuevo entorno más complicado.

"La esperanza es que ya hay algunos individuos en la especie que ya tienen una composición genética que les permite soportar el cambio en el medio ambiente", apunta Mark Bitter, estudiante graduado en la Universidad de Chicago que dirigió el estudio, quien añade: "Esto efectivamente permite que la evolución funcione mucho más rápida si no estás esperando que surja alguna nueva mutación".

A medida que los seres humanos continúan quemando más combustibles fósiles, los océanos absorben aproximadamente un tercio del carbono extra liberado a la atmósfera. Esto, a su vez, hace que bajen los niveles de pH del agua de mar, haciéndolos más ácido con lo que mejillones, ostras y especies de algas tienen dificultades para producir conchas duras de carbonato de calcio en ese entorno.

COMBINACIONES

Bitter y sus compañeros trabajaron en el Laboratorio de Oceanografía de Villefranche-sur-Mer, en la costa mediterránea de Francia. En el transcurso de tres viajes de investigación a Francia en 2016 y 2017, los investigadores recolectaron especímenes de mejillón mediterráneo ('Mytilus galloprovincialis'), una especie que proporciona una valiosa fuente de alimento en todo el mundo. Criaron cuidadosamente docenas de combinaciones de 12 hembras y 16 machos para asegurar una población de larvas genéticamente diversa, con un total de 192 combinaciones diferentes.

Con esa población inicial, dividieron las larvas en dos grupos: uno para desarrollarse en agua con un nivel normal de pH ambiental de 8,1 y otro en agua de mar con un pH de 7,4. El pH promedio global de los océanos es de aproximadamente 8.0 y los mejillones mediterráneos pueden encontrar valores de hasta 7,7 en algunos lugares.

El pH más bajo de 7,4 utilizado en el experimento está por debajo de las disminuciones medias globales proyectadas en el pH del agua marina para los próximos 100 años, pero puede encontrarse con especies marinas que habitan hábitats costeros antes de finales de siglo.

Las larvas de mejillones se mantuvieron en una serie de cubos con agua de mar manipulada con dióxido de carbono bombeada desde tanques para regular cuidadosamente los niveles de pH en los cultivos de larvas. Los cubos estaban equipados con paletas motorizadas para hacer circular el agua de forma natural. A medida que las larvas crecieron y desarrollaron conchas, finalmente se engancharon a los lados verticales de los cubos.

En unas seis semanas, Bitter y sus colegas tomaron muestras cada pocos días para medir el tamaño de la concha y analizar la composición genética de las larvas supervivientes. En general, los mejillones en condiciones ambientales de pH crecieron con sus caparazones a un ritmo más rápido que los de agua de pH bajo, aunque después de dos semanas la población de pH bajo se recuperó.

SUPERVIVENCIA

Cuando los investigadores analizaron la variación genética en los dos grupos, vieron un trasfondo genético único entre los mejillones capaces de resistir un ambiente de pH bajo. Después del sexto día, separaron a los que producían cáscara más rápidamente de los más lentos en cada entorno de pH. El tamaño de la concha es un indicador de aptitud: los mejillones con las más grandes eran probablemente los competidores más fuertes.

"Parece que hay un tipo único de composición genética de los individuos que terminan creciendo mejor en un ambiente de pH bajo, en relación con las condiciones ambientales", comenta Bitter.

Los investigadores no detectaron diferencias en la supervivencia total de los mejillones criados en ninguno de los dos ambientes. Esto parecería una buena noticia rara en el contexto del rápido cambio climático, pero Bitter señala que el pH es solo una variable que se espera que cambie en un futuro cercano.

"Algunos individuos son realmente buenos para lidiar con esta enorme reducción del pH. Pero, ¿qué pasa si también reduce la salinidad o cambia la temperatura sustancialmente? El hecho de que puedas correr una maratón no significa que puedas darte la vuelta y nadar justo después de eso. Es un escenario de estrés múltiple", explica.

(SERVIMEDIA)
20 Dic 2019
MGR/gja