Así lo indicó el organismo presidido por Christine Lagarde, tras la reunión del Consejo de Gobierno del BCE que este jueves decidió mantener el tipo de interés oficial en el 0%, conservar en el -0,5% la tasa cobrada a los bancos por sus depósitos y lanzar dicha revisión.

La estrategia de política monetaria actualmente vigente se adoptó en 1998 y algunos de sus elementos se clarificaron en 2003. Su objetivo clave era mantener la inflación en un nivel inferior, aunque próximo, al 2% a medio plazo, algo que con el desarrollo económico el organismo se ha abierto a sopesar.

La revisión comprenderá en concreto la formulación cuantitativa de estabilidad de precios, el conjunto de instrumentos de política monetaria, el análisis económico y monetario y las prácticas de comunicación.

También incluirá otros aspectos, como la estabilidad financiera, el empleo y la sostenibilidad del medioambiente, y el BCE confía en que esté concluida antes del finalizar el actual ejercicio 2020.

Según el BCE la pretensión es que la revisión se base “en análisis exhaustivos y la apertura de miras”, y en ella participarán todas las partes interesadas.

Desde el último cambio o clarificación de algunos de sus elementos de política monetaria en 2003, el BCE indicó que la economía de la zona del euro y mundial han venido experimentando “cambios estructurales profundos”.

La tendencia a la baja del crecimiento, relacionada con el descenso de la productividad y el envejecimiento de la población, junto con el legado de la crisis financiera, ha provocado un descenso de los tipos de interés hasta mínimos.

Según reconoce el organismo, esta situación ha reducido “el margen del BCE y de otros bancos centrales para relajar la política monetaria empleando instrumentos convencionales frente a acontecimientos cíclicos adversos”, lo que obliga a repensar las estrategias.

Ocurre además que hacer frente ahora a los bajos niveles de inflación es distinto al reto histórico de hacer frente a niveles de inflación elevados, y concurren otros desafíos que también afectan a la política del BCE.

Según refiere el mismo BCE, la amenaza para la sostenibilidad del medio ambiente, la rápida digitalización, la globalización y la evolución de las estructuras financieras “han transformado también el entorno en el que opera la política monetaria, incluida la dinámica de la inflación”.

Para encarar estos retos ha decidido iniciar una revisión de su estrategia de política monetaria, “respetando plenamente el mandato de estabilidad de precios del BCE consagrado en el Tratado”. Lagarde indicó que es el momento “a fin de asegurar” que el BCE cumple su mandato “en beneficio de los europeos”.

En una primera fase el organismo evaluará como su estrategia monetaria ha contribuido durante estos años a su mandato y considerará si es necesario ajustar alguno de sus elementos.

En ese estudio es donde tendrá en cuenta los factores apuntados de estabilidad financiera, el empleo o la sostenibilidad del medioambiente, y como pueden afectar a la consecución del mandato del BCE.

Asimismo, examinará la forma en que debería actualizarse el análisis económico y monetario mediante el que el BCE evalúa los riesgos para la estabilidad de precios, teniendo también en cuenta las tendencias nuevas y actuales.