Investigación

Los cometas, claves para conocer la historia del Sistema Solar

MADRID
SERVIMEDIA

Científicos del Instituto de Astrofísica de Andalucía del CSIC han mostrado por primera vez los rasgos de las partículas que forman el núcleo de un cometa. El estudio de estos cuerpos es fundamental para conocer la historia del Sistema Solar porque los cometas son testigos de cómo era la nebulosa primigenia porque apenas se han modificado desde su formación durante el origen del Sistema Solar.

El estudio concluye también que los cuerpos sólidos del universo se originaron por agregación de motas de polvo porosas de pocos milímetros. Se forman de pequeño a grande: minúsculas partículas de polvo se van agregando para dar lugar a objetos cada vez mayores.

“Las partículas de polvo se hallan presentes en escenarios tan diversos como el medio interestelar, las atmósferas planetarias, las colas de los cometas o los discos en torno a las estrellas jóvenes. Conocer las propiedades de estas partículas resulta esencial, no sólo para evaluar sus efectos, como el aumento o descenso de las temperaturas en el caso de la atmósfera terrestre, sino también para obtener información sobre la estructura y evolución de los objetos donde se encuentran. El polvo en ciertos entornos puede incluso revelarnos la historia de la formación de los cuerpos rocosos”, apuntó Olga Muñoz, investigadora del Instituto de Astrofísica de Andalucía que coordina el estudio.

Y, en el Sistema Solar, los objetos que constituyen la clave para desentrañar esa historia son los cometas. Los núcleos cometarios se describen como bolas de polvo heladas y, desde su formación en los orígenes del Sistema Solar, han permanecido alejados de la radiación del Sol y a muy bajas temperaturas, de modo que el material que los compone apenas ha cambiado. De hecho, este carácter prístino de los cometas se confirmó gracias a la misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA), que acompañó al cometa 67P en su órbita alrededor del Sol y pudo estudiarlo 'in situ'.

“Los datos de 67P incidieron en un problema ya conocido sobre los rasgos de las partículas de polvo en el universo. Teníamos, por un lado, los datos de las observaciones de 67P desde tierra que apuntaban a que se trata de partículas del tamaño de la micra (una milésima de milímetro), y que coinciden con los de la misión Giotto sobre el cometa Halley. Y, por otro, contábamos con los datos de los instrumentos que analizaron el polvo de 67P 'in situ' y que indicaban que las partículas dominantes medían, aproximadamente, desde una décima de milímetro hasta varios milímetros, una conclusión que coincide a su vez con los datos del polvo observado en los discos de formación de planetas en torno a estrellas jóvenes”, señaló Fernando Moreno, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía y autor del trabajo.

"Ahora tenemos un nuevo modelo que apunta a que las semillas de los cuerpos rocosos pueden medir varios milímetros y presentan estructuras porosas unidas por pequeñas partículas orgánicas: algo parecido a pequeñas bolitas de algodón sucias”, concluyó Muñoz.

(SERVIMEDIA)
26 Feb 2020
MAN/mjg