“Siempre viene bien, adormece un poco el dolor, pero no es suficiente”, estimó al ser preguntado al respecto durante la presentación de resultados del grupo correspondiente al año 2019, cuando ganó 289,1 millones de euros, un 8,3% más.

Garralda indicó que la situación generada por el virus “es el famoso cisne negro” del que se habla en economía por ser un elemento “casi imprevisible” y de escasa probabilidad de ocurrencia, pero que cuando se declara “los efectos son descomunales”.

Indicó que el daño no viene tanto de la afectación directa a las personas contagiadas sino porque las medidas preventivas “son tan fuertes” para dejar absolutamente aisladas a las personas que “que impide que la gente vaya a las fábricas” en China y eso hace “que se paralicen las cadenas de montaje”.

Sin bien precisó que aún “es muy difícil de evaluar cuáles son los impactos”, refirió que el efecto secundario o de “segunda vuelta” de esas cadenas de montaje paralizadas en China es otras empresas, totalmente alejadas, como son las compañías de turismo o aviones, sufren a la vez que aquellas empresas a las que se les impide suministrase convenientemente de los materiales precisos. “Ese efecto de paralización de la industria es el que está metiendo un miedo tremendo”, señaló.

Bajo este escenario admitió que los americanos cuentan con “un arsenal con mayor potencial” en cuando a bajadas de tipos, entre otros factores gracias a que los había subido recientemente.

“En Europa el margen de bajada es menor porque ya estamos en el suelo”, indicó. Garralda recordó que ya están en negativo, de forma que la posibilidad de maniobra en su opinión sería pequeña, del orden del 0,1%; en la medida que profundizar en los tipos negativos puede tener “efectos colaterales adversos”.

A juicio de Garralda es “muy difícil” establecer medidas preventivas, pero estima que a medida que baje el grado de propagación se “irán levantando” y mitigando, por tanto, el impacto económico que pueda llevar asociadas.

En cuando a la enfermedad en sí y su gestión indicó que se trata de “una alarma a nivel nacional” y Mutua, al igual que otras aseguradoras, ejercen un papel “secundario” puesto que siguen las directrices y reglas que van fijando el sistema sanitario nacional y los hospitales públicos. Garralda indicó que desde Mutua ponen toda la organización “al servicio de la detección rápida y pronta” de la enfermedad, pero siguiendo los protocolos aprobados por las autoridades.