Esta última, madre de la víctima, también es condenada a 10 años de prisión por el delito de asesinato en la modalidad de comisión por omisión, así como a dos años y once meses de cárcel por varios delitos de maltrato. El hombre fue condenado además a quince años de cárcel por la agresión sexual y a otros siete años por delitos de maltrato a la pequeña.

El Supremo desestima los recursos de los dos acusados, y confirma la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León. En su sentencia, considera probado que Roberto Hernández asesinó a la niña, tras una escalada de lesiones cada vez más graves que la niña Sara presentaba desde que, mes y medio antes, el exmecánico de helicópteros entrara en la vida de su madre, Davinia Muñoz, y sus hijas.

Los hechos sucedieron en la mañana del 2 de agosto de 2017, en un piso del barrio vallisoletano de La Rondilla. El condenado “después de penetrar vaginalmente a la niña, la golpeó de forma tan brutal y salvaje, siendo la víctima una niña de cuatro años, que quedó inconsciente y falleció en la mañana del día siguiente”, decía la sentencia.

Sara murió a causa de un traumatismo craneoencefálico. Las lesiones eran brutales y evidenciaban “el desprecio total del acusado hacia la vida de una niña que recientemente había cumplido cuatro años”. Hubo alevosía y ensañamiento. El condenado arrancó a la niña las uñas en un dedo de cada pie.

En el fallo del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, la madre, Davinia Muñoz, fue condenada a 28 años de cárcel por no haber protegido a su hija. Ahora el Tribunal Supremo rebaja a su pena a casi 13 años de prisión.