Esta decisión refleja, según la agencia crediticia, el resistente perfil de riesgo empresarial de Iberdrola, debido en gran medida a su combinación de negocios defensiva y bien diversificada y a su ventajoso posicionamiento para beneficiarse de la transición energética.

La calificación también tiene en cuenta, explica Fitch, el fuerte enfoque en el crecimiento y la remuneración de los accionistas, lo que conduce a un mayor apalancamiento en comparación con sus homólogos europeos con una calificación similar.

Además, desde Fitch “destacan que la perspectiva estable refleja sus expectativas de que el impacto de la pandemia en los flujos de caja de Iberdrola sea manejable, compensado en gran medida por la aceleración del crecimiento, y un enfoque estratégico inalterado en la próxima actualización del plan de negocios”.