Así lo anunció a través de una nota informativa en la que precisó que ha tenido conocimiento, a través de la empresa estadounidense KIC Inc., parte de 3M, de que las unidades de terapia ActiV.A.C. pueden apagarse sin notificarlo al usuario y que el apagado accidental podría ocasionar lesiones como maceración, infección localizada o deterioro de la herida.

El sistema utiliza presión negativa continua o intermitente controlada para crear un entorno que favorece la cicatrización de las heridas y puede utilizarse tanto en régimen hospitalario como ambulatorio bajo supervisión de un profesional sanitario.

Ante el fallo detectado, la empresa implementará un cambio en el software de la unidad de terapia para que genere una notificación en pantalla que requiera la confirmación por parte del usuario antes de que se apague la unidad.

Además, está enviando una nota de aviso a las empresas distribuidoras de estos sistemas de terapia para que la remitan a los centros y profesionales sanitarios afectados informándoles del problema detectado y de las condiciones en las que pueden continuar utilizando los productos hasta que se actualice el software.

También ha elaborado un documento destinado a los pacientes o cuidadores que dispongan de estos dispositivos en sus domicilios para que se cercioren de que la unidad está administrando la terapia.