Esos datos, recogidos por Servimedia, indican que entre el 1 de enero y el 26 de julio se quemaron 21.132,94 hectáreas, cuando la media del último decenio es de 47.994,71 hectáreas.

Este año está siendo el cuarto mejor de la década, sólo por detrás de 2018 (11.588,25 hectáreas), 2016 (17.723,91) y 2013 (20.947,42). Los peores son 2012 (149.709,16), 2019 (56.212,22) y 2017 (66.372,85).

De las hectáreas arrasadas entre el 1 de enero y el 26 de julio de este año, que abarcan un 0,076% del territorio nacional, un total de 3.348,02 corresponden a vegetación herbácea (pastos y dehesas) y el resto a vegetación leñosa, concretamente 14.339,32 hectáreas de matorral y monte abierto, y 3.445,61 de superficie arbolada.

En lo que va de año se han registrado 4.411 siniestros, de los que 1.654 fueron incendios (que arrasaron al menos una hectárea) y 2.757 conatos (con menos de una hectárea quemada).

ZONAS GEOGRÁFICAS

El noroeste peninsular (Asturias, Cantabria, Galicia, País Vasco y las provincias de León y Zamora) concentró el 53,57% de los incendios y conatos forestales, mientras que el resto de los siniestros se repartieron entre las comunidades interiores peninsulares (concretamente, las provincias de las regiones no costeras, salvo León y Zamora), con un 31,06%; el área mediterránea, con un 14,65%, y Canarias, con un 0,73%.

En cuanto a la superficie forestal arrasada por el fuego, el 70,14% pertenece al noroeste; un 17,11% a las comunidades interiores; un 8,20% al área mediterránea, y un 4,55% a Canarias.

La mayor cantidad de superficie arbolada arrasada por el fuego se produjo en el noroeste (58,72%), por delante de las comunidades interiores (22,04%), la zona mediterránea (19,24%) y Canarias (0,01%).