“El hombre no puede apostar contra la naturaleza porque siempre pierde. Más vale cuidarla y respetarla”, afirmó Madera, para quien la pandemia ha supuesto “un baño de realidad” que ha hecho “aflorar el verdadero valor de las cosas sencillas”.

A su juicio, gracias a la crisis del Covid-19 se ha descubierto lo importante que es "dar un paseo por el campo", “la tranquilidad de sentirse sano”, la importancia “del equilibrio físico, mental y espiritual” o “encontrar la armonía molecular, que es el verdadero refuerzo inmunológico que nos ayuda a combatir la vulnerabilidad del día a día…”.

Madera indicó que la vulnerabilidad del ser humano como especie ha quedado “en evidencia” durante estos últimos meses: tanto en la aceleración del proceso “de introspección”, según el cual el ser humano comenzaba a cuestionarse un modelo de vida “frenético”, como en lo referente a la “pérdida de capacidad de los Estados para reaccionar adecuadamente y a tiempo ante un desafío como el actual”.

Asimismo, Madera consideró que el ser humano debe asumir “la falta de conciencia real de que, nos guste o no, vivimos en un mundo globalizado” y que los avances tecnológicos van a hacer que “nuestro planeta resulte cada día más pequeño”.

Invitado por la Fundación Hospital Isla del Rey, el Cercle d’Economia, el Ateneu de Maó y el foro de 'Menorca-Es Diari', donde se abordaron los retos y oportunidades de la Menorca poscovid, Madera también aportó su experiencia y abordó la realidad de un sector tan importante (tanto a nivel local como nacional) como es el del turismo: “Habrá menos vuelos y más caros, esto combinado con que habrá menos ingresos familiares, llevará a una disminución del turismo de masas".

"El turismo será más selectivo y buscará lo auténtico: vivir experiencias y emociones, introducirse en la cultura local, además de refugiarse en el entorno natural como el verdadero lujo para saborear el tiempo, la vida, la calma, el silencio…", auguró.

En términos económicos, el gestor admitió que “nos enfrentamos a una situación económica complicada” y que “el futuro es incierto”. Aun así, recomendó “no caer en la tentación de coger atajos ante las dificultades”.

“Será importante invertir en formación para no perder tradiciones artesanales y encontrar el sentido de lo ecológico”, añadió Madera, para quien la solución pasa ya no sólo por garantizar que el desarrollo sea compatible con el mantenimiento de los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y los recursos naturales, sino también por una sostenibilidad social, cultural “y, por supuesto, económica".

“El desarrollo ha de ser económicamente eficiente, que beneficie a todos los agentes de la sociedad y permita la creación de puestos de trabajo, al tiempo que los recursos sean gestionados de manera que se conserven para las generaciones futuras”, concluyó.