Toros

Un novillero con parálisis en un brazo triunfa con su toreo 'de izquierdas'

- Jesús Rivero tiene reconocido un grado de discapacidad del 50% y sueña con ser figur del toreo

MADRID
SERVIMEDIA

El novillero gaditano Jesús Rivero quiere ser el mejor torero con picadores de Andalucía. Por ello, competirá en un festejo en Úbeda (Jaén) el 27 de septiembre, donde competirá con otros aspirantes. Su ventaja: torea con el brazo izquierdo, "el del dinero" que dicen los taurinos, porque tiene parálisis completa en el derecho.

Jesús Rivero es un joven de 24 años de San Fernando (Cádiz) que sueña con ser figura del toreo. Es consciente de las dificultades que está viviendo el sector, agudizadas por la pandemia del Covid-19, y de la dureza de la profesión que ha elegido, por la que incluso está convaleciente de una cornada que sufrió el pasado 30 de agosto en su debut como novillero con picadores.

Sin embargo, en una entrevista a Servimedia explica que su ‘bautismo de sangre’ no lo fue también ante el ‘hule’, como el mundo taurino llama al quirófano. Jesús pesó al nacer cinco kilos y midió 57 centímetros. Con esas proporciones y una mala praxis en el parto acabó con todos los nervios de su brazo derecho partidos, por lo que tuvo que ser operado a los nueve meses de vida y a los 14 y 17 años.

Pese a las intervenciones, no ha podido recuperarse de aquella fuerte lesión en el plexo braquial, la estructura nerviosa en la base del cuello, y tiene parálisis completa en el brazo derecho, por la que tiene reconocida una discapacidad del 50%.

“Pero en el toreo la mano del dinero es la mano izquierda”, bromea el novillero. Así que se las ingenia para poder torear: sujeta el capote gracias a unos agujeros donde coloca los dedos del brazo inmóvil y ejecuta la ‘suerte suprema’ cogiendo el estoque con la mano izquierda, algo muy raro en su profesión.

También es raro despuntar como él lo ha hecho. Debutó como novillero sin caballos en 2015, y desde entonces suma 26 paseíllos. En el camino ha ganado el certamen de novilladas de Canal Sur y ha sido premiado como alumno aventajado de las escuelas taurinas de la Diputación de Cádiz.

Su próximo reto, recuperarse de la cornada de ‘Exitoso’, el novillo de Rocío de la Cámara que le corneó en Sanlúcar en el glúteo derecho. Antes, con ‘Guapetón’, marcado con el número 18 por la misma ganadera, Jesús Rivero apuntó a sus sueños: torear en Sevilla y en Madrid.

Es el premio de la ‘liguilla’ en la que compite con otros novilleros para alzarse como el mejor de Andalucía. La final tendrá lugar el próximo 27 de septiembre en Úbeda (Jaén) con astados de Guadalmena.

“Mi forma de torear no es la de todo el mundo”, defiende, pero entiende que cuando está ante la cara del toro sólo se preocupa de transmitir lo que siente. “El toreo es arte”, recalca.

SIN LÍMITES

“Siempre me sentí muy torero, nunca pensé en la limitación. Me amoldaba a lo que tenía y me preocupaba de expresar mis sentimientos y de ser mejor torero y ganar premios. Siempre me he exigido mucho a mi mismo. Es un mundo muy difícil, los compañeros están a un buen nivel y llevo una preparación muy estricta y muy dura”, declara a Servimedia.

“Cuando era más pequeño y la gente que me veía y otros compañeros con los que toreaba que no me conocían se sorprendían por cómo me apañaba. Pero ahora que me conocen, saben lo que hago y también salen a arrear”, asegura.

Así que, ante su próxima cita, “no hay otra que recuperarse para estar cien por cien”. El joven torero asegura que en Úbeda se sentirá especialmente privilegiado por poder torear en este año de pandemia, en el que los festejos taurinos han quedado reducidos a la mínima expresión. “Yo seguía mi entrenamiento, pero pensaba que este año no iba a torear. Está muy complicado. Por eso, el otro día, cuando me vestía de torero le dije a mi cuadrilla que había que aprovechar y salir a disfrutar, que con el coronavirus se torea poco”.

TORERO Y GRADUADO

Pero Jesús Rivero desea también que cambie esa tendencia, ganar el certamen de Úbeda y firmar contratos el año que viene para que le ‘esperen’ los maestros. Dice que admira a los maestros Julián López ‘El Juli’ y a Miguel Ángel Perera, y que serían buenos compañeros de cartel para su alternativa.

El ‘diestro’ gaditano planea su futuro, no obstante, con los pies en el suelo. Ha estudiado un grado medio de gestión administrativa e, incluso, ha opositado. “No he dejado los estudios de lado, siempre he tenido una base y algo en la recámara. El toro no da para comer todavía, pero el toreo es lo que me llena, donde me encuentro feliz”.

También sabe de dónde viene, de lo “preocupada” que está su familia por la profesión que ha elegido y recuerda que llegó a la escuela taurina de la mano de su abuelo y que “no sabría decir por qué quería ser torero” hasta que a los 11 años empezó a tomárselo “en serio” cuando toreó por primera vez una becerra. Tampoco entonces creyó que la parálisis de su brazo derecho le frenaría.

(SERVIMEDIA)
05 Sep 2020
AHP/pai/gja