El Gobierno justifica la necesidad de crear este consulado general, que se sumará a la red consular española circunscrita a Pekín, Cantón, Shanghái y Hong Kong, ante la “creciente actividad” entre China y España que se traduce en un “considerable incremento” en el número de españoles que visitan suelo chino o residen en su territorio, y de ciudades chinos que viajan a España o se instalan en el país.

A ello se suma que China sea ya el primer emisor de turistas del mundo, con unos 140 millones de viajeros anuales, mientras que España es el segundo destino turístico del mundo, con casi 82 millones de visitantes al año, de los que alrededor de 700.000 son chinos.

La apertura de este consulado permitirá responder a la “creciente demanda de visados por razones de turismo y evitar la posible pérdida que -para el sector turístico español- podría suponer la desviación de viajeros hacia otros países que tramitan visados con más agilidad”.

También facilitará que los consulados en Pekín y Cantón respondan “con mayor rapidez a la demanda en el resto de sus demarcaciones actuales”.

El Ejecutivo sostiene que “las limitaciones actuales” de la red consular de España en China y las “posibilidades de atraer” a suelo español el creciente turismo chino que visita Europa, “hace imprescindible, por razones geográficas y de eficiencia, poder operar desde las pujantes ciudades del interior de China, distantes entre 2.000 y 3.000 kilómetros de Pekín”.

El consulado atenderá a una población total de 400 millones de habitantes y permitirá que se reduzcan los tiempos de tramitación de las solicitudes de visado, financiándose con recursos del Ministerio de Exteriores, “sin aumentar el gasto público”.