El consejero delegado de la compañía, Josu Jon Imaz, se encargó de realizar este anuncio en una rueda de prensa, en la que destacó que “con esta iniciativa impulsamos decididamente una nueva ruta tecnológica que será clave en nuestro camino hacia la neutralidad en carbono”.

La compañía multienergética, que apuesta por la economía circular como herramienta para el uso eficiente de los recursos y la reducción de emisiones, suministrará, desde esta nueva planta, 250.000 toneladas al año de biocombustibles avanzados para aviones, camiones y coches procedentes de aceites usados.

La nueva instalación incluirá además la puesta en marcha de una planta de hidrógeno que alimentará a una nueva unidad de hidrotratamiento dotada con tecnología de vanguardia.

Este proyecto se enmarca en el compromiso que tiene Repsol con la transición energética y en su ambición de alcanzar cero emisiones netas en el año 2050.

Los biocombustibles avanzados producidos en la refinería de Cartagena permitirán una reducción de 900.000 toneladas de CO2 anuales, el 0,3% de las emitidas en España, en una iniciativa más de la compañía para luchar contra el cambio climático y, al mismo tiempo, darles un nuevo uso a materias primas recicladas.

Preguntado por si Repsol aspira a lograr fondos europeos para llevar a cabo este proyecto, Imaz sostuvo que “encaja de lleno” en los objetivos del plan de recuperación por lo que no lo descartó. En todo caso, dejó claro que “más allá de cualquier marco público de ayuda, Repsol va a llevar a cabo esta inversión porque es estratégica”.

Con este proyecto puntero en descarbonización, Repsol apuesta también por el desarrollo del sector industrial y por la generación de actividad económica en España, a la vez que promueve empleo directo, indirecto e inducido.

Con el apoyo de empresas auxiliares, los trabajos de construcción y puesta en marcha de la planta se desarrollarán en diferentes fases y requerirán de unos 1.000 profesionales de diversas disciplinas. Una vez operativa, dará empleo a 45 personas.

A este respecto, Imaz valoró que con este proyecto “estamos garantizando el futuro industrial del complejo y la refinería de Cartagena”, donde trabajan 850 personas. Asimismo, defendió que en este momento de crisis “es más importante que nunca una apuesta clara por la industria como la que Repsol está llevando a cabo. “España debe basar su estrategia de descarbonización en sus capacidades industriales y tecnológicas porque esa será la forma de impulsar un tejido empresarial competitivo e innovador”, defendió Imaz, quien sentenció que “vamos a defender el empleo industrial con uñas y dientes”.

“Todas las formas de descarbonización son válidas y complementarias, e incentivarlas para que todas contribuyan, sin exclusiones, acelerará la transición energética y nos ayudará, como sociedad, a alcanzar una recuperación económica rápida, tan necesaria en las actuales circunstancias de pandemia por coronavirus”, concluyó.