“Estamos cumpliendo una labor social, no sólo atendiendo la necesidad de las personas, sino que además los bancos de alimentos están impidiendo que más del 50% de lo que movemos vaya al vertedero y, por lo tanto, favorecen la defensa del medio ambiente evitando la emisión de gases de efecto invernadero. Esa doble misión, social y medioambiental, merece ser destacada”, señaló durante su participación en este encuentro organizado de forma telemática por Nueva Economía Fórum.

Según precisó Peral, del total de los alimentos que distribuye la federación el 33% procede de ayudas de la UE, el 17% es de fruta y hortaliza, el 35% son donaciones privadas o de cooperativas fabricantes y distribuidores y el otro 15% de las recogidas que hacen los bancos, como la campaña de final de año denominada ‘la Gran Recogida’.

“Los bancos nacieron para aprovechar aquellos productos que en su fase de prejubilación mercantil estaban condenados al vertedero”, añadió el presidente de Fesbal, que se compromete a hacer llegar “en tiempo y forma” esos productos “con fecha corta de consumo”. En este contexto, recalcó que “la calidad de los alimentos que se donan es impecable, están en perfectas condiciones de consumo”.

Durante su participación en ‘NEF Online’, Peral expuso el funcionamiento profesionalizado de la federación y detalló que “los bancos de alimentos no atienden directamente a las personas físicas”. “Lo hacemos como una cadena profesional de distribución a modo de mayorista, con una red de entidades benéficas minoristas y finalmente (llega a) los destinatarios”, cuya situación valoran las ONG.

200 MILLONES DE KILOS

El tesorero de Fesbal, Gregorio Pérez Calvo, puntualizó, que la federación funciona con “recursos muy escasos, a base de donativos y algunas cuotas de socios”. “Estamos moviendo sobre 200 millones de kilos de alimentos al año y la infraestructura de gastos de personal supone el 2% de todo esto”. “Con el Covid hemos tenido que hacer más gastos porque a nuestros 3.260 voluntarios les hemos hecho varias pruebas PCR”, añadió.

Fesbal señala que si el trabajo de esos voluntarios se tuviese que retribuir supondría un gran coste económico a la sociedad. La mayoría son jubilados, con gran experiencia profesional que “en lugar de dedicarse a ‘contar nubes’ ofrecen su tiempo a su comunidad antes de irse de ella”, subrayó el presidente. “Es un servicio inestimable”, recalcó.

Además, la pandemia ha disparado la demanda de ayuda. Antes de marzo de 2020 los bancos de alimentos llegaban a 1.250.000 personas, cifra que actualmente supera el 1.700.000 personas. “Y la perspectiva es que va a haber más demanda y sin embargo las empresas restringen la producción”, lamentó.

A ello hay que añadir la particularidad de la sociedad española. Según el presidente de Fesbal, “desgraciadamente” la organización tiene tanto músculo porque el país “tiene un nivel de paro que muchas veces ha sido más del doble de la media europea”. “Por esto, la red de bancos de alimentos española es la más importante de Europa”, dijo Peral Ayala.