Zapatero encaraba hoy el inicio de la última semana de campaña electoral con un mitin en Zaragoza, donde responsabilizó directamente al electorado del mantenimiento de las conquistas sociales, frente a un PP de defiende posiciones “intolerables” en relación a los inmigrantes.

El ejemplo palpable de que a los populares “no les importan” las necesidades de los más desfavorecidos son, según dijo, las declaraciones del candidado del PP a la alcaldía de Barcelona, que acusó a los inmigrantes de traer a España enfermedades que aquí estaban ya erradicadas.

“Al PP le importa muy poco la gente que tiene problemas. Es indignante que un partido político democrático pueda decir eso”. A renglón seguido pidió: “Voten al PSOE que definede la dignidad de todos los ciudadanos”. “Luego se extrañan de que les digamos que son la derecha de la derecha”, continuó, pero esas afirmaciones “sólo pueden salir de una cabeza y de un corazón que esté a la dereha de la derecha y sin ningún respeto por los derechos humanos”.

Zapatero que compartió el acto con Marcelino Iglesias, Eva Almunia y Juan Alberto Belloch, aseguró que el PP “va de mitin en mitin celebrando la victoria” porque está “acostumbrado a no poder celebrar victorias electorales”.

El presidente vaticinó, de hecho, que Mariano Rajoy mantendrá “esa inercia” poque en las próximas elecciones generales volverá a ganar el PSOE.

Insistió a lo largo de uno de sus discursos más largos en esta campaña en que “están en juego las políticas del día a día, de lo que más importa a la gente: La educación, la sanidad, la dependencia y los servicios sociales”, frente a lo cual “Rajoy: Ni fu, ni fa”.

En esa línea animó a los suyos a “sudar la camiseta” y a trabajar “con humildad pero con orgullo, con convicción pero con talante, sabiendo que las reformas de hoy, aunque exigen sacrificios, son el rumbo cierto para recuperar economia y crear empleo”.

En ésta última semana de campaña “vamos a trabajar” para superar a un PP que está “confiado” y al que los socialistas aspiran a “demostrar quien es el PSOE”.

También respondió a José María Aznar que le ha comparado con Hugo Chavez y con Fidel Castro. “¡Tiene buen ojo clínico!”, aseguró jaleado por los asistentes.

En todo caso, dijo, “la opinión que (el ex presidente) pueda tener de los líderes internacionales es muy relativa. Después de decir lo que dijo de Gadafi, la opinión de Aznar sobre cualquier líder no vale nada”.

“Este es un país progresista”, remachó, “un país de avances, de mayoria progresista, es la España que tiene que ir a votar para no dar una oportunidad a esa derecha tan derechista que hay en nuestor país”.

El presidente presumió sobre todo de haber puesto en marcha la Ley de Dependencia, que “justifica” toda una legislatura y adelantó que el Gobierno quiere profundizar en las políticas sociales con una nueva normativa que “regule la cadena alimentaria” y que impida que los beneficios agrícolas se queden en la distribución y no beneficien a los productores.

También anunció que el Gobierno tiene intención de igualar “por primera vez” el monto de las becas salario de formacion profesional y las universitarias.

“SOMOS MÁS”

En el acto celebrado esta mañana en Zaragoza intervino también el secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias, que cede el testigo como candidato a la presidencia aragonsa a Eva Almunia.

Zapatero dijo de él que el PSOE se debe un “agradecimiento profundo” no sólo por su labor política al frente del Gobierno de Aragón sino porque es “un caballero”.

El empeño de Iglesias fue estimular la participación en estas elecciones porque los socialistas “somos más, si vais a votar”.

Esgrimió el peligro de que los populares reactiven el trasvase del Ebro y recordó que Rudi era la presidenta del Congreso cuando se aprobó, y que fue Rodríguez Zapatero quien derogó esa ley. “Quien ha votado a favor del trasvase del Ebro”, concluyó, “está inabilitada para gobernar Aragón”.

El dirigente socialista insistió en la necesidad de que la sociedad siga progresando y para ello es imprescindible, dijo, que “nuestas instituciones no caigan en manos de una derecha a la que preocupa que la llamemos exterma”.

Un calificativo que les define porque “las cosas que dicen de la imigración, las dicen los que están en la extrema derecha en Europa, y ellos lo dicen en Barcelona”.