El manifiesto lleva por título 'César en la infamia: Pablo Iglesias debe ser destituido' y, además de exdirigentes del PSOE, ha contado con el apoyo de una treintena de miembros del PP, escritores y ex altos cargos de la Administración.

Así, se han adherido a esta iniciativa el ex ministros de Exteriores del PP José Manuel García‐Margallo y la diputada de este partido Cayetana Álvarez de Toledo, así como los escritores Andrés Trapiello, Alejandro Cercas y Félix de Azúa. También figuran Eligio Hernández, que fue fiscal general del Estado con el Gobierno de Felipe González; el exdiputado socialista Jesús Cuadrado; y el diplomático Fernando de Almansa, que fue jefe de la Casa del Rey.

Estas personas han dado su apoyo a un texto en el que se ha segura que “la democracia española ha tenido gobernantes buenos, malos y mediocres, idóneos y vulgares, ejemplares y corruptos”, pero que hasta ahora no había contado con un miembro del Gobierno, en referencia a Iglesias, “que no creyera en la dignidad democrática de su país y así lo aventara al mundo para afrenta de la ciudadanía y desprestigio del nombre de España”.

“Un gobernante que se pusiera del lado del crimen”, afirma el manifiesto en referencia a que Iglesias comparara a Carles Puigdemont con los exiliados del franquismo, cuando este expresidente catalán es un “fugado de la Justicia española” que lleva una “holgada estancia balnearia” en Bélgica.

“PIRÓMANO” EN EL GOBIERNO

El texto añade que la “reacción de asco” que tuvo la sociedad española ante esta comparación realizada por Iglesias debiera haber llevado a una “reflexión” a quienes “le hicieron vicepresidente y le mantienen en el Gobierno”, en clara referencia al presidente Pedro Sánchez.

También se alude a que Iglesias ha dado muestras durante su carrera política de una “torrencial chabacanería intelectual y moral” de Iglesias, al tiempo que se destaca que en el pasado vino a justificar “implícitamente la larga historia de terror de ETA”.

Por este motivo, los firmantes del manifiesto reclaman “el inmediato cese del vicepresidente Iglesias”, ya que “los patéticos intentos de disculpar su conducta comprometen a todo el Gobierno”, que se recuerda es un órgano colegiado. “Si su destitución”, continúa el documento, “no se produce, el coste electoral que pueda sufrir el PSOE será lo de menos. Más debería preocuparnos el precedente de haber llevado al Gobierno a una persona cuya única virtud conocida es la demagogia y cuya única vocación es el frentismo”.

“Las palabras”, continúa el texto, “tienen consecuencias. La democracia española no se puede permitir la presencia de un pirómano en el Consejo de Ministros. Ante la historia quedará la responsabilidad de quien lo nombró”.