Así lo revela la octava edición del ‘Mapa AXA de Fraude al Seguro’, que señala que la crisis económica derivada de la pandemia creará unas condiciones “que podrían generar un aumento de los casos de fraude al seguro”. En este sentido, el estudio apunta a los años posteriores a la crisis de 2008, cuando los intentos de fraude al seguro se multiplicaron por dos.

“Aunque la inmensa mayoría de los clientes son honestos, sabemos que algunas personas que atraviesan dificultades económicas pueden verse tentadas a cometer un fraude al seguro algo que, debido a las técnicas periciales, es hoy más difícil que nunca”, señaló el director de Siniestros de AXA España, Arturo López-Linares.

Los seguros de automóvil concentraron el mayor porcentaje de fraude (47%), con más de la mitad de los casos, aunque cayó un 14% respecto a 2013. Por otra parte, el informe destaca el “fuerte” crecimiento de los intentos de fraude en el hogar, que aumentaron un 18% en 2020.

“Cabe la posibilidad de que el confinamiento al que se ha visto sometida la población española desde el inicio de la pandemia haya influido en este hecho. Entre las prácticas más habituales están la presentación de facturas falsas a la hora de indemnizar un siniestro, la falta de mantenimiento de los bienes del hogar o el aprovechamiento de eventos climatológicos reales para generar siniestros falsos”, diagnostica el informe.

Por su naturaleza, el 82% de los fraudes al seguro afectaron solo a daños materiales, mientras que el 18% restante corresponde a daños corporales.

Por otro lado, el número de pagos indemnizatorios fraudulentos que se evitaron en 2020 se mantuvo estable. El importe final fue de 67 millones de euros, lo que supone un incremento del 2% respecto al año anterior.