Iglesias divulgó un vídeo en redes sociales en el que, como anoche en un tuit, interpretó que Vox organizó un mitin en Vallecas “con el fin absolutamente deliberado y evidente de provocar altercados en el barrio”.

Según su versión, sus militantes, una vez allí, “insultan a los vecinos, les amenazan, les arrojan objetos” y, “cuando ven que no les funciona y que no iban a conseguir lo que buscaban”, su presidente, Santiago Abascal, dijo que “a por ellos” y, junto con “varios de sus matones, rompe a empujones el cordón policial, provocando una carga”.

Para él, en cualquier otro país de Europa “a nadie se le ocurriría decir que los buenos son los ultras y los malos son los vecinos que rechazan el fascismo”, pero en los medios la versión oficial que se está instalando es que “Vox tiene derecho a ir a provocar violencia donde quiera y que el problema son los vecinos de Vallecas. El mundo al revés”.

Iglesias alertó contra lo que considera un creciente “blanqueamiento del racismo, el machismo, la homofobia y el odio” por parte de “muchos medios”, porque “se está normalizando” que Vox proclame que va a deportar al mantero Serigne Mbayé, candidato en la lista de Unidas Podemos, o que “reivindique abiertamente la dictadura”, o también que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, diga que “el fascismo es el lado bueno de la historia”. Se refería a que Abascal dijera que el actual Gobierno es el peor de los últimos ochenta años, o que Ayuso asegurara que si la izquierda la llama fascista es que está “en el lado bueno”.

Sin embargo, el líder de Podemos aprovechó la frase de la presidenta para contradecirla: “El lado correcto de la historia es en el que están los vecinos de Vallecas”. Y, en esa tesitura, advirtió: “No cabe ningún matiz y ninguna equidistancia”, ya que el fascismo, el racismo, la homofobia, el machismo no es una opción respetable”.

Por tanto, desde su punto de vista, “rechazar todo esto no sólo es legítimo, es un deber para cualquier demócrata”, y “ser antifascista es una cuestión de mínima ética democrática”. Para terminar, Iglesias avanzó que en los medios le “van a reventar por decir esto”, y quiso presentarse como valiente y honesto apuntando que en las campañas electorales “hay que tratar de caer bien a los que mandan en los medios”, antes de justificar: “Pero alguien tenía que decirlo”.