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El presidente de los obispos pide “liderazgo ético” a los políticos: “No es tiempo para soluciones fáciles y populistas”

MADRID
SERVIMEDIA

El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, llamó este lunes a los políticos a que protagonicen un “liderazgo ético” ante el “creciente y grave problema que se llama ‘desigualdad social’” y que ha acentuado la crisis de Covid-19.

“No es momento para disputas inertes entre partidos políticos, no es tiempo para soluciones fáciles y populistas a problemas graves, no es el momento de defender intereses particulares. Ahora es el momento para la verdadera política, que sume a todas las partes y que trabaje para el bien común de toda la sociedad y el fortalecimiento y credibilidad de las instituciones en las que se asienta nuestro sistema democrático”, dijo el prelado durante el discurso inaugural de la Asamblea Plenaria que reúne estas semana a los obispos españoles.
Omella añadió que, para lograrlo, “serán necesarias reformas estructurales que superen el vaivén de intereses electorales cortoplacistas”. “La política existe para servir y ahora está llamada a servir más que nunca y a olvidarse de la consecución de intereses partidistas o su imposición ideológica aprovechando la crisis humanitaria y social que padecemos”, añadió, recordando que ya antes de la pandemia 8,5 millones de personas estaban en exclusión social.
El presidente de la CEE aseguró a los líderes políticos que por esas razones “la Iglesia va a orar intensamente” por los gobernantes, pero también les advirtió de que “va a hacer todo lo que esté a su alcance para promover las reformas necesarias”. Éstas, matizó, “empiezan por cada uno de nosotros: no hay cambio social sin una previa conversión y transformación personal”.
El cardenal justificó en las palabras del papa Francisco y del Concilio Vaticano II la participación de la Iglesia y los creyentes en la vida política. Aunque aseguró que “la Iglesia no es una empresa, ni un partido político, ni un grupo de presión social, ni un ‘lobby’ de poder, ni se identifica con ninguna ideología de este mundo” y que “no impulsa a la Iglesia ambición terrena alguna”, Omella también apuntó que “ante la tentación de algunos, que querrían apartar a la Iglesia del diálogo social, cultural y político”, la comunidad política y la Iglesia “son independientes y autónomas, cada una en su propio terreno". “Ambas, sin embargo, aunque por diverso título, están al servicio de la vocación personal y social del hombre. Este servicio lo realizarán con tanta mayor eficacia, para bien de todos, cuanto más sana y mejor sea la cooperación entre ellas”, citó.
“La Iglesia, a diferencia de los países o de las grandes multinacionales no tiene otro interés que promover el bien común, la fraternidad universal y anunciar el Evangelio de Jesucristo”, apostilló.
En esta línea, el presidente del Episcopado español considera que los católicos pueden ser “ese engranaje que sea capaz de decir no a los intereses particulares de unos pocos con el fin de caminar hacia una nueva época que respete la dignidad del ser humano, promueva el bien común, potencie la conciencia de fraternidad universal y desarrolle una ecología integral que respete la creación, empezando por el ser humano”.
Por todo ello, el arzobispo lamentó que se haya aprobado la ley de la eutanasia y no se promuevan más los cuidados paliativos (“no hay enfermos incuidables, aunque sean incurables”, subrayó); que los jóvenes españoles tengan un 40% de paro o que las diócesis de Canarias denuncien condiciones indignas en la recepción de migrantes a España.
Asimismo, defendió la familia fundada por un hombre y una mujer como “Iglesia doméstica” donde fomentar la fraternidad y recordó la llamada del Papa a promover una ecología integral al servicio del bien común y de las personas.

(SERVIMEDIA)
19 Abr 2021
AHP/gja