Los datos corresponden a Investigación Cooperativa de Entidades Aseguradoras (ICEA) y han sido facilitados este miércoles por patronal Unespa, que subrayó que, a pesar de la situación, el sector asegurador “preserva unos niveles de solvencia elevados que superan con creces las exigencias que marca la regulación”.

Los productos de No Vida presentaron un buen comportamiento, ya que sus ingresos crecieron un 1,54% interanual y se situaron en 10.229 millones de euros; mientras que las primas en el ramo de Vida se contrajeron un 3,24%, hasta los 6.512 millones.

Las líneas de negocio que más han acusado la situación económica adversa han sido, precisamente, los seguros de vida ahorro y las coberturas de automóviles, mientras que los ramos de salud y multirriesgo, junto a los seguros ligados a la actividad empresarial, lograron incrementar sus ingresos.

En el caso del negocio de Vida su contracción modera los desplomes acusados en trimestres anteriores, pero aún sufre la dificultad de esta actividad para comercializar productos con los tipos de interés tan bajos.

Aún así, el volumen del ahorro gestionado a través de seguros aumentó y las provisiones técnicas se situaron en 194.904 millones al cierre de marzo, lo que supone un incremento del 1,47% en comparación al mismo periodo del pasado año.

Tras el empuje de la actividad en el ramo de No Vida está el aumento del 3,93% experimentado en los seguros de salud, cuyos ingresos alcanzaron los 2.553 millones, y el 3,90% conseguido por los seguros que protegen inmuebles, hasta los 2.152 millones y pese a que las cifras revelan un descenso en aquellos asociados al aseguramiento de comercios.

Por su parte, los seguros diversos que agrupan las protecciones ligadas a la actividad empresarial vieron aumentar un 1,21% sus ingresos y situarse en 2.767 millones de euros.

La cara opuesta es la del seguro de automóvil, cuya facturación se redujo un 1,76% y se situó en 2.915 millones de euros durante el primer trimestre del año.