La pandemia hunde la contaminación del aire al nivel más bajo de la década en España

- Madrid siguió incumpliendo el límite legal de dióxido de nitrógeno, según Ecologistas en Acción

MADRID
SERVIMEDIA

La reducción de la movilidad debido a la crisis sanitaria de la Covid-19, con sus diferentes etapas de confinamiento más estricto, toque de queda y cierres perimetrales en comunidades autónomas, contribuyó a que la contaminación del aire en España alcanzara el año pasado los niveles más bajos de la última década.

Pese a ello, Madrid continuó incumpliendo los límites legales de dióxido de nitrógeno y otra treintena de zonas rebasaron los objetivos del ozono troposférico. Así se recoge en el informe 'La calidad del aire en el Estado español durante 2020', elaborado por Ecologistas en Acción y presentado este martes en una rueda de prensa telemática por Miguel Ángel Ceballos, coordinador del trabajo; Juan Bárcena, responsable de calidad del aire de esta organización, y Carmen Duce, responsable de transporte de la ONG.

El trabajo se basa en datos oficiales de 800 estaciones de medición del control de la contaminación atmosférica repartidas por 129 zonas y aglomeraciones repartidas por toda España, entre ellas las de los principales aeropuertos y puertos.

El informe indica que 42 millones de residentes en España (el 88,4% del total) respiraron aire insalubre el año pasado según los valores límite recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que supone la cifra más baja de la última década. Para encontrar una cantidad menor hay que remontarse a 2010 (41 millones de habitantes).

Si se tienen en cuenta los límites legales recogidos en la legislación europea y española -más laxos que los de la OMS-, un total de 8,5 millones de personas (un 18% de la población) respiraron el año pasado aire contaminado, lo que representa cuatro millones menos respecto a 2019 y también la cifra más pequeña del último decenio.

Respecto a la protección de la vegetación, unos 210.500 kilómetros cuadrados (un 41,6% del territorio español) soportó unos niveles de polución que incumplen los estándares legales para proteger los cultivos agrícolas y los ecosistemas naturales.

Si se considera el objetivo a largo plazo para la protección de la vegetación establecido por la normativa para el ozono troposférico, la superficie expuesta a niveles de contaminación que dañan la vegetación sube hasta los 402.000 kilómetros cuadrados (el 79,7% del total), que también es el dato más bajo de la década.

ESTADOS DE ALARMA

En líneas generales, la calidad del aire mejoró sustancialmente el año pasado en España, con una reducción notable del 55% en los niveles ozono troposférico (O3) respecto al periodo entre 2012 y 2019, del 27% en el dióxido de nitrógeno (NO2), del 11% en las partículas en suspensión PM2,5 y del 6% en las partículas PM10.

Según Ceballos “no tiene precedentes al menos en la última década” y está relacionada con “las restricciones a la movilidad y la actividad económica” producidos con los dos estados de alarma para contener la epidemia de la Covid-19. Ello se tradujo en un descenso del 13% en el consumo de combustibles fósiles y de un 5% en el de electricidad, y esto coincidió con un incremento de un 40% en la producción de energías renovables.

No en vano, la principal fuente de contaminación en las áreas urbanas -donde se concentra la mayor parte de la población- es el tráfico motorizado. Para Ecologistas en Acción, fuentes industriales como determinadas áreas fabriles en el entorno de las grandes centrales termoeléctricas condicionan de manera decisiva la calidad del aire, en tanto que el transporte aéreo y marítimo tiene gran repercusión en la calidad del aire del entorno de aeropuertos y puertos.

POR CONTAMINANTES

El O3 fue el contaminante que presentó un año más una mayor extensión y afección a la población. No obstante, la frecuencia de las superaciones de los estándares legal y de la OMS resultó muy inferior a la de años precedentes, con un descenso del 55% y un 41%, respectivamente, en relación al promedio de las registradas en el periodo 2012-2019 en el conjunto de España.

Las partículas PM10 y PM2,5, el NO2 y el SO2 en el aire afectaron a algo más de la mitad de la población del país. Pese al desplome general del dióxido de nitrógeno en un 27% respecto al nivel medio entre 2012 y 2019, Madrid siguió incumpliendo los límites legales de este contaminante, al reflejarse así en la estación ubicada en la Plaza Elíptica.

En cambio, las partículas aumentaron en algunas comunidades autónomas por la mayor frecuencia de los episodios de intrusión de polvo africano, en especial durante el primer trimestre del año. Por ello, Canarias registró entre enero y febrero de 2020 el peor episodio de contaminación de la última década.

SOLUCIONES

Para Ecologistas en Acción, la contaminación del aire debería abordarse como un problema de primer orden porque cada año se registran hasta 30.000 muertes prematuras en el España por afecciones derivadas de la polución, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Según el Instituto de Salud Carlos III, 10.000 de ellas fallecen en episodios de alta contaminación.

Además, los costes sanitarios derivados de la contaminación atmosférica representan al menos 50.000 millones de dólares al año (un 3,5% del PIB español), según el Banco Mundial, sin considerar el coste de los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales.

Según Ecologistas en Acción, los planes de mejora de la calidad del aire son obligatorios según la legislación vigente, pero en muchos casos no existen y en otros son inefectivos por falta de voluntad política. Una decena de comunidades autónomas siguen incumpliendo su obligación de elaborar planes de lucha contra el ozono en las zonas donde se exceden los objetivos legales. El Tribunal Supremo puso de manifiesto esta negligencia administrativa en 2020.

Esta organización apuntó que mejorar la calidad del aire urbano pasa por disminuir el tráfico motorizado potenciando el transporte público limpio, la bicicleta y el tránsito peatonal. También consideró necesario promover el ahorro energético, adoptar las mejores técnicas industriales disponibles, cerrar las centrales térmicas de carbón, penalizar el diésel, reducir el uso del avión y declarar un área de control de las emisiones del transporte marítimo en el Mediterráneo como las del Báltico y el Mar del Norte.

(SERVIMEDIA)
22 Jun 2021
MGR/gja